Capítulo 1

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¡Bienvenido al infierno con sus peores demonios! ¡Bienvenido a Tonnevill! 

Kaethleen Bleedwoods. 

Todo momento de paz se esfumó cuando mi madre abrió la puerta de su oficina. Se veía molesta e intranquila, aquello no me pareció nada extraño. 

— ¿Ocurrió algo? —  pregunté haciendo que me notara por primera vez. 

Algunas veces me contaba lo que pasaba con la dirección del pueblo. 

— Nos estaban robando desde hace meses, empleados de la empresa de producción de alimentos — soltó sin tapujos. 

Me levanté de inmediato de la silla con sorpresa al escucharla. 

 — Te dije que bajar los niveles de producción era mala idea — su mirada enfurecida casi me hace arrepentirme de decirlo. — ¿Qué hiciste?

— Los despedí, no podrán trabajar en ninguna de las otras empresas— la seriedad en su voz fue más palpable que otra cosa. 

— ¿Qué? ¿Los desempleaste toda su vida? ¿Cómo podrán seguir viviendo bien el pueblo? — pregunté. 

Mi madre, Lilieth Bleedwoods tocó el puente de su nariz y envió la cabeza hacía atrás. 

Pensaba en Tonnevill como el peor lugar para vivir, a pesar de las reseñas y comentarios.

Técnicamente había poca libertad, bajó el mandato de mí madre y el mandato anterior de toda la familia Bleedwoods no se había permitido el surgimiento de emprendimientos propios. 

El sitio estaba lleno de empresas, sí, pero todas eran pertenecientes a la Junta, por lo qué si alguien era despedido de una, claramente no sería promovido o recomendando en otra. 

Las opciones de vida después de ello era, morir como un indigente o ser mantenido por algún familiar.

Mi madre soltó el puente de su nariz y me observó decepcionada. 

—Kaethleen, te he dicho miles de veces que no es un pueblo. Es una república independiente. Ellos debieron pensar más en sus actos. 

—¡¿Pero cómo se mantendrán?! — insistí. 

Me daba miedo esa respuesta. 

—Tú gobiernas aquí, debes buscar una mejor solución para ellos. 

—Es la mejor solución para nosotros — dijo con la voz llena de pánico. 

Nunca la había oído decir algo con tanta inseguridad. 

Tomó un vaso de vidrio, la botella de whisky y vertió el líquido sobre él.

—Kaethleen, ellos seguían con la misma producción desde hace meses cuando les dije que no, lo que producían de más se lo llevaban. Merecían ser despedidos — dijo.

Dio un trago y apoyó su mano en el respaldo de su silla. 

—Ésto te traerá problemas, tampoco debías despedirlos el resto de sus vidas. Todo estaría mejor si no fuese una dictadu… — ni siquiera me dejó terminar. 

—¡Si vas a juzgarme por las acciones que tome para dirigir de mejor manera Tonnevill, ahorralo! Lo ves como una dictadura si tú lo quieres. ¿Qué haces en mi oficina?

Vale, me estaba echando, de verdad estaba molesta. 

—Papá me dijo que tenía que encargarse de un asunto y no llegaría hoy, algo de atar unos cabos, que tú entenderías. 

Su rostro adquirió más seriedad de ser eso posible mientras palidecía, los nudillos de la mano que tenía en el respaldo se colocaron blancos del esfuerzo que hacía al apretarlos y parecía perdida en sus pensamientos. 

Tonnevill: El legado de los 7. (Condenados 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora