Capítulo 34: Cuarta Parte.

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"Sabíamos que el mundo no sería el mismo. Algunos rieron, otros lloraron. La mayoría se quedó en silencio”.

—J. Robert Oppenheimer.

Paxton Haugen.

Si las emociones negativas tuvieran forma humana, en este momento, sería la personificación de ellas.

La mansión se imponía frente a nosotros de una manera surrealista.

El sonido del río al chocar con las enormes formaciones rocosas que le rodeaban era el único ruido presente.

Cada uno de los siete estaba en silencio, observando. 

La mansión McElven.

Grande, oscura, abandonada y silenciosa.

Tenía un espacioso terreno, el más grande que hubiese visto, era extremadamente ancha y larga, las rejas que le cubrían estaban oxidadas, lucían inestables y solo veía las que tenía frente a mí porque la neblina me impedía ver algo más allá de la fachada.

En el costado derecho fuera de las rejas de la mansión estaba el río, con prominentes rocas rodeado por un lado de una montaña, detrás de esta estaba el bosque.

Observaba las expresiones de los chicos, Kaethleen no tenía ninguna, Emiliane se mostraba concentrada, Carter nervioso, Thomas sorprendido, River alerta y Diane atemorizada.

Tuve el impulso de salir huyendo hacía la camioneta, pero esta se encontraba lejos.

Tuvimos un leve debate sobre todas las razones por las cuales tendríamos que venir en un auto, luego de una larga caminata por todo el pueblo hasta llegar en un alquiler de autos donde decidimos alquilar una camioneta, lo suficientemente grande para los siete.

Sentí mucho apreció por Kaethleen en este momento, mucho más que en alguno anterior.

Recordó el camino y nos trajo, no se veía completamente concentrada, pero logró enfocarse y trasladarnos hasta aquí. 

Un camino largo, tenso, lleno de ataques de pánico de Diane y un ambiente poco incómodo por su parte y la de Thomas.

Silencioso por Kaethleen y River, pero lleno de planes sin buena organización por Emiliane y Carter.

Todo se sentía tan distinto y tan igual a antes que no sabría describir qué nos pasó y qué ocurre en nuestro grupo.

Me sentía en un bucle de tiempo donde ocurrían miles de cosas que antes no, pero tenía esas reacciones por parte de mis compañeros que habían tenido en el pasado.

—¿Quién entra primero? —  preguntó Emiliane.

¿Íbamos a entrar uno por uno?

—Lo haremos al mismo tiempo — dijo River.

Suspiramos en conjunto.

—O... ninguno — dijo una voz infantil femenina a nuestras espaldas.

En un acto de reacción para defenderme volteé.

No había nadie.

Realmente la neblina no me permitía ver mucho, pero no se veía ninguna persona.

—¿Quién es? — preguntó Thomas a la nada.

—Yo — volvió a responder la misma voz infantil.

El sonido provino del lado de Diane, ella se movió hasta estar a mi lado.

—¿Quién es yo? — preguntó Kaethleen.

Una risa infantil pequeña que me dio escalofríos.

—Tú — dijo.

Tonnevill: El legado de los 7. (Condenados 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora