Capitulo 38: ''Eric no sabe cocinar''

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- Tienes que prestarme esto algún día- dijo levantando mis pantalones cargo

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- Tienes que prestarme esto algún día- dijo levantando mis pantalones cargo.

- Puedes llevártelos si quieres, pero debes prometer que los vas a devolver. Son mis favoritos.

- Lo prometo- Dijo cruzando los dedos y haciendo una cruz en su corazón.

- Mía, es solo una pregunta y no quiero incomodarte mas, pero ¿has pensado en que vas a decirle a Peter si descubre donde vamos ahora?

- Digamos que Pet ya sabe lo que debe saber. También entiende que esto no es sobre nosotros sino que sobre Chuck, y que antes de él obviamente viene mi mejor amigo.

- Y supongo que no se lo tomó muy bien. 

- Al contrario, estaba extrañamente tranquilo, pero conociéndolo solo estaba tratando de ocultar sus celos. 

- Él te adora, Mía. 

- Lo se, y yo a él. Es por eso que si voy a ayudar a Chuck es solo por la increíble amistad que tenemos, porque ahora es casi como mi hermano. 

- Si, bueno, como reaccionaron en los vestidores no es precisamente como lo hacen los hermanos. 

Ella no responde mi comentario, solo me mira y sonríe como diciendo ''si, bueno...''.
Al terminar de ordenar mis cosas bajamos al primer piso, en el momento justo que mi padre abre la puerta para encontrarme ahí. 

- ¿Faye? ¿Qué haces aquí tan temprano?

Ahora me tocaría mentirle otra vez.

- Hola, papá- bajo y le saludo con un beso en la mejilla- es que hoy solo tuve que hablar con el señor Boid sobre mi ''calenadrio académico''. Y Mía se enteró que es mi cumpleaños y como sabes que ella vive cerca de aquí, pensé que no había problema en quedarme con ella hoy. Haremos una especie de pijamada. 

- Faye, ni siquiera conozco a su madre. 

- Y no creo que lo hagas algún día. Ya queda poco de clases y ella trabaja en el hospital como enfermera. No te enojes, papá. 

- Si tu madre me pregunta no voy a mentirle. 

- No es necesario. Mía es una buena chica, aunque no lo parezca- me reí tratando de darle algo de liviandad al asunto. 

- Yo no dije eso. Hola, Mía... ¿Cómo está tu madre? ¿Ella está bien con que Faye se quede en tu casa- ahora le habló directamente a ella-

- Hola, señor M. Ella está bien, fue su idea que Faye se quedara ya que ella prefiere que así sea. Es bastante sobreprotectora.

- Bien. Solo vuelve temprano mañana. Te llegará un correo electrónico con la calendarización de tus siguientes exámenes. Debes estar concentrada en eso.

- Si, papá- lo abracé y besé su mejilla antes de salir.- Nos vemos, y gracias por el regalo. 

Mía se despide de mi padre también con un apretón de manos y nos vamos corriendo al auto. 
El paso por la casa de Mía fue rápido. De hecho, solo ella entró y salió en quince minutos. Me dijo que le dio por excusa por mimos que yo a mi padre. Estar en mi casa por mi cumpleaños. 
Estuve en el volante aproximadamente una hora y treinta minutos. A medida que íbamos avanzando Mía me explicaba todo lo que veía a mi alrededor. He viajado a Italia, Inglaterra, India y Grecia, pero jamás salí a explorar mi propio lugar. Después de la ultima parada en una gasolinera para abastecernos de todo lo que podíamos, llegamos a la orilla del lago, en el cual solo habían unas diez cabañas. Todas por un pequeño puente que llevaba al agua. 

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