Capitulo 31:''Matt''

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El doctor Edwards entró a la habitación de Faye luego de haber hablado nuevamente con sus padres. La mañana parecía estar más tranquila. 

- Hola Faye, ¿cómo te sientes hoy?

Ella giró su rostro desde la ventana hacia la puerta de donde provenía la voz. Sus ojos estaban pálidos y ojerosos. A pesar de ser morena había perdido mucho color. se notaba a simple vista, su piel tostada había tomado un tono anaranjado, casi amarillo.

- Un poco cansada de estar aquí.

- Es normal después de una hospitalización tan larga. Además, los medicamentos son un poco fuertes para una persona como tu.

- ¿''Una persona como yo''?- Esa frase le recordó al idiota 15...

- De tu contextura, delgada... pequeña.

- ¿Cuánto tiempo más voy a estar aquí?

Preguntó la chica con impaciencia. Había un pequeño temblor en su voz.

- Escucha, Faye, estoy aquí para conversar contigo porque eres casi mayor de edad y supongo que hay ciertas cosas que puedes entender y asimilar mejor que tus padres.

- ¿Tan grave es?

- No, no lo es. Acabo de conversar con tus padres antes de venir aquí. Ellos quieren que te ayude con una especie de psiquiatra o terapeuta que te recete un par de medicamentos y que tu vida parezca estar bien. 

- Pero usted piensa diferente, ¿no es así?

- Mi opinión como médico es lo único que importa aquí- Tomó una silla que estaba a su costado y la llevó hasta el lado de la ventana. Se sentó en ella- Pero no quiero que malentiendas.

- Doctor, creo poder tomar decisiones acerca de las personas. Puedo con cualquier cosa que pueda salir de su boca.

- Entonces, si eso es lo que piensas, habla. Habla Faye, no te encierres en las paredes de tu cráneo como si fueras a encerrar todo lo que piensas sin causas. Lo que te pasó anoche fue un colapso emocional. Estás somatizando, y eso no es bueno.

- Está bien. Suponiendo que haga lo que usted dice ¿A quien se lo digo? ¿A Camille, quien últimamente recordó que es mi madre? ¿A mi padre, que no tiene por donde tener un problema más con todo lo que está ocurriendo? ¡Oh, ya se! A mis amigos, los amigos que cada vez que están conmigo me miran como si en cualquier momento me fuera a morir.

- Podrías contárselo a al chico de la ventana, a Erick...

Fue cuando escuchó su nombre que Faye se dio cuenta que sus emociones estaban saliendo a flote nuevamente. 

- Ese es su nombre ¿no es así? El chico que se quedó anoche.

- ¿Mis padres saben de esto?- preguntó preocupada.

- No lo creo. Por lo menos, yo no he dicho nada. Fuera de todo el tema de quien sea Erick ¿entiendes cual es mi punto?

- Lo hago, enserio. Pero no pienso que haciéndolo las cosas vayan a mejorar. 

- Faye, lo que está sucediendo contigo no es un juego. La adolescencia es uno de los periodos más complejos del ser humano. No deberías pensar en que ya eres una adulta. 

- Creo que hay cosas en mi vida que nunca entendería.

- Bueno, hasta que esas cosas en tu vida no salgan de tu cabeza, lo que te pasó, volverá a pasar.



Durante el día pasaron muchas personas por su habitación. Camille, un par de enfermeras y, por supuesto, Damon; quien había estado muy pendiente de ella. Había estado todo el día sin decir una sola palabra. Miraba por la ventana esperando verlo aparecer por ahí, esperando solo... verlo. Pero no. El sonido de un libro de Stephen King cerrado por las manos de su mejor amigo hizo que despertara de su ilusión. Lo vio al tiempo que el pelinegro descansaba su cabeza dejándola caer hacia adelante.

- Supongo que no es algo de lo que quieras hablar ¿no es así?- preguntó él.

No lo veía, pero podría fácilmente adivinar la expresión de su rostro. No podía creer la estupidez de inmensa magnitud que había hecho. Entonces él la miró, y ella pudo darse cuenta de que todo lo que había estado diciéndole Erick era verdad. 

- Porque yo me muero porque me digas si lo que pasó fue porque querías o porque lo necesitabas.

- Me gustaría decirte lo que quieres oír. Eres muy importante para mi y has estado aquí desde que todo comenzó. Me siento una real idiota por hacer que pases por esto. Es decir, no debí haberte besado...

- No voy a irme, Faye. Tampoco voy a enojarme ni ofenderme. Solo... esperaba que te dieras cuenta de todo. De que Erick es un idiota, de que soy la persona que más te conoce... de que, si quisieras, si solo dijeras que si, te llevaría de vuelta y no tendrías que pasar por nada de lo que has pasado nunca más. 

- ¿Tienes idea de lo que me estás pidiendo? Yo no puedo solo-

Faye quedó a media palabra cuando Damon se sentó con ella en la cama y la miró a los ojos.

- Puedes. Claro que puedes. Se que en cierta forma John no lo aceptaría, pero cerca de mi se que puedo hacer más por ti que por el maldito teléfono. No quiero que me llamen a las tres de la mañana diciendome que tuviste otro accidente, o que estuviste metida en una comisaría, o que cruzaste la calle y te encontraste con una guerra entre pandillas. Estoy cagando mis pantalones de miedo porque te pase algo peor de lo que ahora te está pasando.

Ella sonrió. Entendía todo y no quería, por ningun motivo, aceptarlo.

- Entonces, si me quedo contigo, ¿estarás conmigo todo el día? ¿solo para cuidarme?- él iba a responderle, pero no lo dejó- Quieres controlar todo lo que me pasa. No es en un mal sentido y lo agradezco, pero no puedo. No quiero vivir así. 

- Entonces ¿qué quieres, Faye?

 Damon tenía una forma característica de expresa corporalmente de que estaba muriendo por besarla. Había algo que hacía con con sus ojos. Una mirada que solo él poseía. 

- La última vez que te besé, sin contar esta, fue cuando estabas saliendo de la clínica y me pediste terminar esto. Fuiste mi peor corazón roto. No puedo pasar por lo mismo dos veces. Simplemente no puedo. 

Damon cerró los ojos y se dejó caer a las piernas de ella. 

- Antes de que tu llegaras- comenzó ella a acariciar su cabello, aun podía sentir la cicatriz que obtuvo cuando era un niño- Erick estuvo aquí, tuvimos una pelea. Fue muy estupido, fue algo sin sentido y yo... no lo se, quise olvidarme de toda la mierda por un segundo. Para tu mala suerte estabas ahí.

- Mfmfmmfffmfmm...

- No comprendo si le hablas a la cama.- le explicó un poco divertida.

- ¿Si hubiera sido Matt quien entrara?

Levantó su cabeza para mirarla y ambos explotaron de la risa. Unos golpes en la puerta los sorprendió

- Esto es nuevo para todos. Veo que te encuentras mucho mejor.

- Doctor Edwards, él es Damon, mi mejor amigo.

- Claro, nos conocimos cuando llegaste aquí, pero no nos habíamos presentado. Escucha Faye, tengo buenas noticias. El tratamiento está en camino.

Trató, con todas sus fuerzas, de fingir estar emocionada, pero muy en el fondo no era algo con lo que quería emocionarse. Sus padres no querían decirle que pasa, pero si necesitaba un tratamiento en vez de rehabilitación para recuperar su caminar era que la operación que le habían realizado en primera instancia no había salido muy bien. Aun así pudo poner su sonrisa más grande.

- Vamos a organizar un par de cosas, pero veo que tu presión está estable y tienes mejor semblante. En unos minutos vendrá una enfermera a recogerte para llevarte a a la sala de operaciones.

- Damon ¿podrías decirle a mis padres que entren?

- Claro, voy enseguida.

- Gracias.

En cuanto salió de la habitación, ella se apresuró a hablar.

- Tenemos menos de cinco minutos antes de que entren todos a esta habitación. Hábleme de los riesgos...



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