Capitulo 37: ''Yo cambié''

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El sonido de un cristal cayendo roto al suelo nos alerta. Me levanto rápido de las piernas de Erick y siento que sigue mi camino cuando abro la puerta y veo a Chuck apoyado con sus manos en uno de los lavabos y a Mía viendo todo desde unos pasos atrás.

- Bien, esto ya fue suficiente.- habló Eric.

- Erick, no creo que sea bueno que- pero interrumpió a Mía. 

- Me importa una mierda Amelia. No voy a dejar que haga lo que jodidos quiera otra vez- Sacó de su bolso una camiseta blanca y envolvió la mano de Chuck con ella.- ¿Puedes hacerme un favor?- ahora se estaba refiriendo a mí.

- Si, claro. Lo que sea- dije medio hilando las ideas.

- Necesito que llames a quien sea que dijiste. Quiero que esto termine ahora.

- Eric, esa no es una decisión que tu tienes que tomar. Ni de Mía, o de nadie. Solo si Chuck pide ayuda podemos dársela. Así funciona.

- No vengas con esa mierda ahora.

A veces en momentos como esto no se como hacerle frente a un Eric que quiere hacerse el fuerte por todos los que están a su alrededor. Miro a Mía, ella está con los ojos llenos de lagrimas y decepción, pero no lo demuestra ni dice nada al respecto. Chuck no aparta su vista del cristal en el suelo y yo decido que es momento de hablar.

- Chuck- le llamo, pero no se mueve. Me acerco a él y tomo su rostro para que me mire- Escúchame bien, puedo ayudarte, pero necesito que quieras que te ayude. 

El dolor de saber que tiene que tomar una decisión, y la fuerza de la adicción golpeando su mente, se reflejan en su mirada y siento que mi corazón se aprieta.

- Chuck, necesitas salir de esto. Mira a Mía, mira a Eric... incluso me tienes a mi aquí. ¿Puedes asentir?

Cerró los ojos y con una mueca angustiada asintió con la cabeza. Saqué todo el aire que tenía en mis pulmones por el alivio y mientras Eric y Mía se preocupaban de vendar su mano, yo llamo a la madre de Matt. Luego de un par de tonos me contesta.

- ¡Faye querida, que sorpresa! ¿Cómo has estado?, me enteré de tu accidente, espero que te encuentres mejor.

- Hola Clara, estoy muy bien, gracias por preguntar. Escucha, se que no he llamado en un buen tiempo, pero realmente necesito que me hagas un favor. 

- Suena a algo realmente serio. Si está dentro de mis capacidades, dime...

- Necesito un cupo en una de tus clínicas. En Pacific, para ser más precisa.

- Faye, linda, imagino que quieres ayudar a alguien, pero no es así de fácil. Necesita mínimo una evaluación psicológica, y física. Además tenemos una lista de espera que hay que-

- ¿Y si fuera Matt? ¿Respetarías esa lista? Por favor, solo ayúdame.

La línea quedó en silencio por unos segundos. Sabía que lo estaba pensando, pero la respuesta podía ser un no definitivamente.

- ¿Cuántos años tiene?

- Tiene diecisiete, está en mi clase, y eres nuestra única opción. 

- Faye, no puedes hacerte responsable por alguien más. Entiendo lo que quieres hacer, pero cuando tu psiquiatra dijo que tenías que entablar nuevas relaciones no se refería a esto.

- Lo se, es por eso que estoy dejando esto en tus manos. Por favor, conozco el centro, se que puede llegar a ser maravilloso para alguien como él.

El ruido de un lapiz siendo golpeado a gran velocidad contra una superficie de madera se escuchaba a través del telefono. Clara suspiró y retomó la llamada.

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