Capitulo 14: "Se bueno para mi"

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SIN CORREGIR



Me subí al maldito automóvil pensando en todo lo que dijo. ¿Quería que le diera una oportunidad? ¿A él? No podía. Chuck ya me había demostrado que no era una persona con la quisiera compartir, y menos en sus momentos de crack o cocaína o lo que sea que se mete.

Acabo de salvarlo de seguramente la peor paliza de su vida por parte de los presos con los que estaría en la correccional y ¿así es como me lo agradece? Que se vaya muy a tomar por culo.

¿Qué rayos pasa conmigo? ¿Por qué diablos no puedo dejar ir esto? Es enfermizo. Es insano, es... es irreal. No quiero ser una persona que lo da todo y que cuando sale el sol se queda completamente sola. No funciona así para mi.

Mi alarma fue la culpable de despertarme esta vez. Sin embargo, el cansancio y la pesadez de mi cuerpo no dejaban que pudiese mover un solo musculo para salir de la cama. Necesito u baño de horas, con sales relajantes y espuma aromática con urgencia.

Deja de soñar, Faye...

Desearía que las cosas fueran diferentes. Saber que tengo un futuro cierto, unos padres que me ama y una persona que jamás dejará de estar a mi lado. Muy por el contrario no tengo ni la menor idea de si voy a poder costear la universidad, solo puedo contar con el fiel amor de mi padre, y creo que jamás voy a poder encontrar a alguien que esté dispuesto a superar la vida con una persona como yo.

Mis pies tocan el suelo, pero aun estoy sentada en mi cama. No se que espero, pero realmente no tengo ganas de salir de casa hoy. No es que la escuela prometa... pero distrae.

Veo de reojo la camiseta negra salir de mi bolso y mi mente recuerda al instante la noche en que la usé para dormir con él. Aun tiene su aroma, aun me recuerda a sus brazos sosteniéndome, a su respiración pausada en mi nuca... y a mi, despertando completamente sola.

Trato de que las cosas sean lo más normales posibles, ignorarlo de forma olímpica y salir de ahí lo más rápido que pueda, pero entonces Mía toma mi brazo y damos una vuelta de ciento ochenta grados para pasar por su lado. Su mero tacto me desconcierta y me hace querer preguntarle si es que él también siente que se le acelera el corazón con estar cerca el uno del otro.

-... entonces le dije que necesitaba con urgencia ayuda mental. Faye, ¿estás escuchándome?

- Si, lo siento, estoy dispersa esta mañana.

-Se nota, niña, tienes que dejar el drama, estás muy tensa.

- ¿Qué?

- Tu brazo, está muy tenso ¿que es lo que...

Miré mi brazo, mi mano, mis dedos se encontraban retraídos en puño y no podía abrirlos. Sentía que mi espalda se helaba, que mis piernas comenzaban a temblar, el sonido de mis latidos azotando mis oídos. No podía estar pasando esto, no ahora, no hoy, no de nuevo en es maldita vida. Mi respiración también comenzó a acelerarse. Escuchaba a lo lejos la voz de mía, pero no podía hacerle ningún tipo de caso, tenía que moverme, no quería que nadie me viera así. Salí caminando hacia el segundo piso donde estaba la oficina del director, pero antes de llegar ahí un tirón en mi brazo bueno me hizo entrar a los baños. La cara de Erick se hace presente en mi campo de visión y soy vagamente consiente de que toma mi mano para ponerla en su costado. Mis dedos se relajaron un poco solo para poder anclarse a la piel sobre sus costillas.Mi cuerpo se sentía pesado, mis piernas perdían fuerza y yo me estaba quedando sorda. Entramos por el mismo baño a la puerta de los vestidores y me puso bajo el agua helada. El shock congelado me hizo volver en mí. Me di cuenta que Erick me tenía, él me tenía.

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