Las cosas no podían ir de mal en peor. Lo único que necesitaba en estos días era salir de casa, pero también necesitaba un espacio para estar sola, necesitaba sentarse a dejar de pensar en lo que estaba pasando y centrarse en ella. En lo que quería, en lo que soñaba...
Dolía. Era como ese típico ardor en la parte de atrás de la garganta, esa fuerza interna que debía sacar de alguna parte para no ponerse a llorar mientras entraba a la escuela.
Con cuidado de no tirar nada al suelo sacó sus libros y retrocedió algunos pasos para cerrar la puerta de su locker. Sintió que alguien tocaba su espalda con la palma de la mano y se espantó. Volteó hacia atrás y se dio cuenta que casi chocó con un chico. Su cabello era negro como el azabache y sus ojos chocolate parecían combinar con sus pestañas.
- Y-yo lo..lo siento...
Él la miró sin expresar ni un ápice de simpatía. Metió sus manos dentro de sus bolsillos y al mirarla a los ojos dijo:
- Ten más cuidado.
Faye se quedó como una boba mirándolo. Tenía los ojos mas lindos que había visto alguna vez.
No Faye, ni se te ocurra...
Siguió caminando por el pasillo hasta que se perdió entre las personas.
- Es bastante apuesto ese Erick.
Una vez mas volteó para ver a una chica rubia y alta hablarle.
- Asi que se llama Erick. Pues no se si es guapo o no, pero ese tipo intimida bastante...
- Erick Rogers es así siempre. Excepto cuando lo ves con sus amigos, no lo verás sonreír nunca. Por cierto, soy Amelia, y el chico con el que chocaste, es mi hermano.
- Faye Mickaelson, soy nueva en este lugar.
- Niña, se te nota a kilómetros que eres nueva aquí. Escucha tengo que ir a mi clase de química, pero nos veremos en el almuerzo, ¿vale?.
- Esta bien, nos vemos.
¿Era una broma o simplemente había ocurrido? Alguien en todo Berklin había hablado con ella, y no fue grosera ni mal educada.
El día comenzaba a mejorar, algo menos malo en la vida de Faye Mickaelson.
Tal y como lo prometió la rubia, a penas Faye llegó al comedor, ella le tomó del brazo y la guió hasta una mesa con algunos de sus amigos mientras le hablaba de lo mucho que le gustaban sus zapatos.
- Oigan todos, ella es Faye, la chica nueva de la que todo el mundo habla.
- ¿La chica rosa, eh? ¿Será que estará con alguien?. - Dijo Chuck.
- Chuck, ella puede verte y escucharte, esta justo a tu lado. - Replicó Amalia.
- Bien, así que Faye es tu nombre. Suena como a una letra dicha por un niño de cinco años.
Faye.
- Pues, a decir verdad- Dije con burla.- tu nombre me suena a un estornudo, y no de los agradables, Chuck.
- Oye tu pequeña mi- Amelia se espantó.
- ¡Bien!, te presento a los demás -intervino Amelia- El es Kyle y ella Samantha, pero no le digas así, le gusta que le llamen Sam. Austin es el de la marca en el brazo y Cole es el de la izquierda. Y por supuesto al idiota irritable ya lo conoces.
- Que no me molestes, punto, hoy no. - Le regañó él.
Pero a mi me hacía gracia. Esa cosa que se le hacía en la frente cuando arrugaba el ceño.
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Liquid Life
Teen Fiction- Cuando me controla el enojo no se manejar las cosas. - Pues tendrás que aprender a hacerlo. Quiza en frente del mundo seas el tipico matón insoportable y mujeriego que no soporta a la chica rosa. Pero aquí, siempre aquí entre estas cuatro paredes...