Ella no quería saber por que las personas miraban al cielo esperando la respuesta que cambiaría sus vidas. No quería entender a la gente que prefería estar pegada en sus redes sociales en vez de leer un buen libro. No entendía a aquellas chicas que en los días de mas frío se vestían como si fuese verano. Pero por sobretodo no entendía por que todo había cambiado de la noche a la mañana.
Nadie se murió.
Nadie mató a nadie.
Solo pasó que ella dejó de ser escuchada por las personas que mas quería.
Eso no era fácil. Comenzar desde cero en un lugar donde no conocía a nadie, pero que todos parecían conocerla, era muy difícil.
Toda su vida había tenido el mismo entorno, pero ahora nada luce como antes.
Ahora estaba sola, mas sola que nunca.
El primer día de clases no hizo nada mas que tomar los libros que le señalaron del estante y dirigirse a su primera clase. Sentía todas las miradas sobre ella, pero no importaba, ya nada podía hacerla sentir peor de lo que lo hacía.
A pesar de que era una chica bonita, bien vestida y de buena educación, eso en Berklin High no tiene valor alguno. Allí los chicos se valen por si mismos, la capacidad de defenderte y poder cerrarle la boca a cualquiera de un solo golpe daba a entender que no eras una persona de la cual el mundo podía mofarse sin llevarse ninguna consecuencia. Esas personas sabían de qué estaban hechas las calles.
- Este es el salón. Debes prometer que ante cualquier situación de incomodidad lo reportarás conmigo de inmediato. Seré tu tutora no oficial por el resto del año.
- ¿Tutora no oficial?
- Voy a ayudarte a sobrevivir aquí, pero debes ser discreta, ¿Entendido?- La chica asintió ante sus palabras.
La señorita Kim era la encargada de la dirección vocacional de la escuela. Ella podía ser incluso la única persona que podía entender por lo que ella estaba pasando y aun así la dejaría pedir ayuda sin preguntar nada.
- Buena suerte, querida.
Con un fuerte suspiro la castaña abrió la puerta del salón para entrar y posicionarse en alguno de los asientos de la ultima fila. Nunca le había gustado sentarse allí, pero este era un año de muchos cambios.
Alguna de las chicas que estaban sentadas en grupo comenzaron a mirarla y a susurrar cosas entre ellas. No se sentía especialmente incomoda, pero ¿Quien no se sentiría nerviosa en una nueva escuela el ultimo año?.
- Quiero que saquen sus libros y los abran en la pagina cuarenta y siete. Se que es el primer día de clases pero eso no dice que será un día de vagos. A estudiar.
La señora Phillis era la maestra de matemáticas. Se veía bastante exigente a pesar de que su mirada mostraba una simpatía muy singular.
- Bien, veo que tenemos un rostro nuevo este año- miró en el papel que tenía en sus manos antes de volver a mirar a la chica- Faye Mickaelson, puedes levantarte y presentarte- eso no había sido una pregunta.
Dejó su bolso sobre la mesa para ponerse de pie.
- Am...me llamo Faye Mickaelson, vengo de Cali high y tengo dieciséis años.
- Muy bien, puedes tomar asiento. Espero que todos sean amables contigo.
Volvió a sentarse para sacar un marcador y comenzar a escribir lo que la maestra escribía en el pizarrón.
Para la hora del almuerzo no tenía ganas de comer absolutamente nada. Una de las cosas que mas le incomodaban era el hecho de que la comida no se veía siquiera comestible.Tomó asiento en una de las bancas cerca de las escaleras que llevaban al estacionamiento. El día recién empezaba, pero parecía que había estado ahí una eternidad.
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Liquid Life
Novela Juvenil- Cuando me controla el enojo no se manejar las cosas. - Pues tendrás que aprender a hacerlo. Quiza en frente del mundo seas el tipico matón insoportable y mujeriego que no soporta a la chica rosa. Pero aquí, siempre aquí entre estas cuatro paredes...