Al llegar a casa estaba segura de que no había nadie en ella. No a esa hora, por lo menos. Abrí la puerta casi de milagro, mis manos no dejaban de temblar y junto con mi cuerpo, no tenían un punto de calma. Erick o estaba diferente a mi, ambos estábamos congelados. Esto de una ducha fría en pleno Otoño no es una gran idea. Luego tendría que secar el asiento trasero de mi auto donde arrojamos mi abrigo y su chaqueta empapados.
- Voy a subir a darme un baño caliente, ¿estás bien?
- No voy a morir de hipotermia si eso es lo que te preocupa.
Sonreí ante su comentario, este tipo tenía ese don. Subí por las escaleras para ir directo al baño.
Volví a mi habitación ya vestida y con una toalla secando mi cabello. Erick miraba el panel de fotografías que colgaba de la pared junto a la ventana. Curiosamente solo se encontraba con sus pantalones puestos.
- ¿Qué haces?
Se dio vuelta de inmediato. Creo que no me escuchó venir.
- Yo... estaba viendo esto. Como eras antes de venir aquí.
- No soy tan diferente.- Dije sentándome sobre la cama.- Si quieres puedes darte un baño, supongo que tendrás frío.
- No tanto, la verdad. Sabes que no vivo tan lejos, puedo llegar a casa.
- Pero no es necesario.
- Bien, me quedaré, per apenas llegue alguno de tus padres voy a salir cagando leches de aqui.
- Si ese es tu plan por mi está bien. Aunque tengo la impresión de que saldrás corriendo de aqui en cualquier momento.
- No. No lo haría. Es solo que hay cosas de las que deberíamos hablar y no se como hacerlo.
- ¿Como por ejemplo de lo que sucedió anoche? ¿De por qué estabas detenido en una comisaria?
- No. Eso no tienes porque saberlo, solo siéntete feliz que después de este fin de semana te devolveré tus ciento cincuenta dolares.
- Ooh. Claro. Entonces ¿de que quieres hablar?
- Hay una cosa que no te he dicho y... bueno, no es algo de lo queme sienta muy alegre de recordar.
- ¿Que puede ser tan malo?
Me miró un momento y luego se movió a la cama justo detrás de mi, me acunó en sus brazos y su cabeza descansaba en mi hombro izquierdo.
- ¿Que pensarían tus amigos si te vieran aquí con el maleante de la escuela?
- No lo eres. Es decir, no creo que puedas sacar la mierda a alguien para luego venir aqui y ser asi conmigo.
- Lo soy Faye, soy esto y peor. Incluso esto. He hecho tantas cosas para alejarte que hasta me da miedo conocer mi propio limite contigo.
- No tienes que alejarme más. No voy a presionarte si eso es lo que crees. Tu hermana, ella cree que me odias, todo el mundo lo hace, y el que tu estés aquí conmigo probandome solo a mi todo lo contrario me hace sentir de alguna forma diferente.
- Tu nunca serás igual a nadie.
-Entonces dale una oportunidad a esto.
- Escucha mis palabras Faye, soy capaz de hacer cualquier cosa para protegerte, no olvides nunca eso.
- ¿Por qué tendrías que protegerme de algo?
No hubo respuesta de su parte, solo un leve suspiro luego de aspirar mi cabello. Su teléfono comenzó a sonar. Pensé que iba a rechazarla, pero la tomó de igual forma.
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Liquid Life
Подростковая литература- Cuando me controla el enojo no se manejar las cosas. - Pues tendrás que aprender a hacerlo. Quiza en frente del mundo seas el tipico matón insoportable y mujeriego que no soporta a la chica rosa. Pero aquí, siempre aquí entre estas cuatro paredes...