Pude, por suerte, perderlo en la calle siguiente al parque central de la ciudad. No puedo creer que alguna vez pensé en creer todo lo que me dijo. Realmente debí haber sido facil de convencer. Ahora entiendo a lo que se refería Mia. Erick no es una persona de la cual enamorarte por nada.
El día se estaba tornando oscuro. Las nubes negras tapaban el cielo anunciando que la lluvia estaba cerca. Había una ligera brisa tibia que elevaba mi cabello. El aguacero caería en cualquier segundo. Mi telefono comenzó a vibrar dentro del bolsillo de mi chaqueta. No quise tomarlo en cuenta. Solo quería entrar en casa y dormir hasta que mi cabeza ya no doliera más. Al abrir la puerta dejo mis cosas al lado del sofa de la sala y me dirijo a la escalera.
Subí hasta mi habitación y llené la tina de agua caliente. Un buen baño es bueno para relajarse y aclarar las ideas. De a poco fui liberando mi cuerpo de las prendas de vestir. Me dolía tanto la cabeza que, al quitar el sweter tuve especial cuidado. Dejé todo a un lado y me adentré en la ducha mientras que la bomba de burbujas hacía efecto. La tina se llenó de colores. Abracé mis piernas intentando pensar con claridad en todas las cosas que han sucedido desde que llegamos a este lugar. No había un solo momento en el que quisiera regresar a mi vida normal. Que quisiera despertar en mi habitación con un llamado de Abby preguntandome si podía recogerla de camino a la escuela o si Daemon pasaba por mi. Bajar la escakera y encontrarme con pan recien tostado y jugo de piña recien hecho. Tomar mis cosas y salir de casa para llegar en cinco minutos a la escuela y disfrutar todo el tiempo el estar allí porque ser los cuatro fantasticos era lo mejor del mundo. Así nos llamaban. Daemon y Matt habían estado desde los trece años en el equipo de football y Abby era una sabelo todo. En cuanto a mi, yo no era sobresaiente en ninguna de esas areas, pero si podía decir que el estar al dia en cuanto a tendencias era algo que me encantaba. No era una loca por las compras, pero si me gustaba vestirme bien. Ahora ni siquiera eso puedo tener. Soy una completa inutil. y necesito cambiar eso.
En la noche solo recibí una llamada de Mía diciendo si quería salir con ella un rato al centro. Pero estaba segura que si Camille me veía con un zapato puesto pondría más que un grito en el cielo. No tenía muchas ganas de hacer nada. De hecho, todo lo que quería era dormir hasta que me cansara de hacerlo.
Eran las doce y cuarto de la noche y mis padres aun no volvían a casa. Se me ocurrió mirar mi celular y encontré un mensaje de papá diciendo que los habían invitado a cenar.
Me gustaría saber cómo es que Camille aceptó eso. Tenía un poco de frío usando pantalones cortos y un simple top, pero de seguro se me pasaría cuando entrara a la cama.
Un fuerte estruendo se escuchó en la casa y lo siguiente que ví fue a dos personas entrar en mi habitación. Me cubrieron la boca un algo grueso y depués todo se volvió negro.
Cuando desperté me cabeza dolía como el infierno y mis manos estaban atadas sobre mi cabeza. Estaba de pie en lo que parecía ser el piso alto de un edificio abandonado. El edor de las cañerías oxidadas era bastante fuerte. En una silla a uns metros de distancia se encontraba un hombre de aspecto acabado y de expresión siniestra. Elevó su mirada hacia mi, pero no me dirigió la palabra. Solo se levantó de la silla y se fue para volver unos segundos después con un hombre alto y fornido. sonrió al verme y yo solo pude desear, con todas mis fuerzas, salir de ese asqueroso lugar.- Dejanos Jim, te llamaré cuando te necesite.
Le dijo el hombre alto a quién, supongo yo, estaba vigilandome. El hombre tomó la silla y la acercó a mi para sentarse en ella con el respaldo hacia adelante.
- Imagino que tienes alguna idea de porque estás aquí.
Su voz enviaba decenas de señales de panico hacia mi cerebro.
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Liquid Life
Teen Fiction- Cuando me controla el enojo no se manejar las cosas. - Pues tendrás que aprender a hacerlo. Quiza en frente del mundo seas el tipico matón insoportable y mujeriego que no soporta a la chica rosa. Pero aquí, siempre aquí entre estas cuatro paredes...