Capitulo 12: "Claro que si''

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- Espera, Faye...

Me alejé de él ante su llamado. Tenía sus ojos cerrados y sus manos se aferraban a la orilla de mis pantalones con fuerza.

-¿Qué sucede?

- No asi. No cuando... es mejor que lo dejemos aqui.

- ¿Que cambió? ¿Hice algo mal?

- ¿Entiendes que mi mejor amigo esta loco por ti y esto me está pesando jodidamente mucho?- apretaba sus dientes con fuerza mientras me miraba serio.

- No es culpa tuya, ni mía. Le dejé muy en claro que no quería estar con alguien como él. No me siento cómoda a su lado.

- ¿Y con alguien como yo sí te sientes cómoda? No sabes nada de mi. 

- No necesito conocerte para saber que si no te importara no estarías aquí.

Su agarré disminuyó rápidamente, dejándome libre y expuesta. Me sentí rechazada. 

- Se me está haciendo tarde.

- Es muy temprano. Podrías quedarte y vemos algun catalogo de comida a domicilio. Pizza sería perfecto, yo podría-

- No. 

Sonreí para mi misma. La ultima vez que me esforcé tanto en agradarle a alguien terminó en un completo desastre. Quizás eso es lo que lo hace alejarse de mi. ¿Tan tonta me veo como para que no quiera intentar nada? 
Me abracé a mi misma para intentar protegerme de su maldito rechazo. Odio sentirme asi. Quiza a esto se refería con decir que se sentía como un niño, porque ahora me siento exactamente como a los quince años. Una niña.

- Espera, no hagas eso. No formes ideas raras en tu cabeza.

- Supongo que tu si me conoces bien. Voy al baño.Recuerda cerrar la ventana cuando salgas. 

Salí de la habitación sintiéndome por que cuando entré. Quizá esto me hacía falta para entender que no puedo confiar en una persona que no conozco. Que estúpida fui al dejarlo meterse en mi cama. 

Cuando supones que le gustas a un chico, este debería invitarte a una cita y enviar mensajes con algun texto que te haga sonreir como estupida mientras el resto te mira con cara de ''está loca''. ¿Que rayos se supone que debo esperar de Erick? ¿Que mierda tengo que hacer para saber que pasa por su maldita cabeza?

- ¿Hija? ¿Estás en casa?

Me detuve a mitad de pasillo al escuchar la voz de mi padre. Corrí de vuelta a mi habitación para cerciorarme de que él ya no estaba. Y así era, se había ido. 

- ¡Si, ya estoy en casa.!

Ignoré el hecho de que mi estomago rugía por comida y fui directo a la acama antes de tener más sueño. 





El dia se me había echo aterrador, demasiado rápido por las cosas que pasaron. 

- Levántate, tu alarma no deja de sonar

Camille tiró de las sabanas hacia atrás haciendo que casi me matara de frió y de un infarto. ¿Donde se había ido la calidez de madre?

- Solo apágalo, Camille.

- No es mio, apágalo tu

- Que molesta eres, enserio

- Molesta eres tu, no se en que estaba pensando cuando decidí quedarme contigo...

Que adorable manera de comenzar un día. Tienes razón Camille, no se en que momento se te ocurrió tener una hija sabiendo que solo querías tener una muñeca para vestir y peinar mientras no supiera hablar para quejarse de ti. 

Había cierta maldad disfrazada de burla en todo lo que Camille decía. Su forma de referirse a las personas, al mundo que la rodeaba era déspota, despectiva, ofensiva. No sabía como tratar bien a una persona siendo sincera a la vez, no sabía como ganarse el cariño de nadie, no sabía como respetar a los demás y mucho menos sabía lo que era ser madre.

Al entrar nuevamente por la maldita pesada puerta de la escuela me di cuenta de que había un par de chicas riendo al otro extremo de pasillo mirando a Mía. 
Tenía la maldita manía de siempre meterme en lo que no me importa. Y para variar, esta no iba a ser la excepción. 

- Mía! Dios , pensé que nunca llegarías. 

- ¿Faye? Espera, yo-

- ¡Dios, no se que hacer! ¡Necesito tu ayuda!

- ¿Mi ayuda? Faye ¿estás...

- Tengo un problema serio.- me di cuenta que el par de idiotas escuchaba con mucha atención. -Mira, no se como resolver esto y necesito que le pidas a tu hermano que... ya sabes, interceda por mi. No es ilegal si nadie sabe ¿no es asi?

- Faye...

- Necesito si saber si puede encargarse de alguien. Son dos personas en realidad, y están paradas detrás de ti que están peor que cámara de seguridad.

Al darse cuenta de lo que estaba hablando, tanto Mía como las otras dos idiotas que estaban ahi paradas abrieron los ojos de forma descomunal. Mía casi muriendo de la risa, y la perra uno y perra dos casi cagadas de tanto miedo que les dio pensar en que una pandilla las pudiera atacar.
En dos segundos, y como por arte de magia, cosa uno y cosa dos ya estaban por lo menos dies metro fuera de nuestro alcance. Amelia me miró con actitud seria, hasta que rompimos en risas ambas en medio del pasillo, como dos lunáticas en un manicomio.

- ¿Eso significa que eres mi amiga otra vez?

No lo hacía por no estar sola. Tampoco por el hecho de que me convirtiera en una rechazada social. Ni menos por el nivel de popularidad que había alcanzad a su lado. Lo hacía verdaderamente, porque es una persona increíble, que no es capaz de dañar a nadie, y que busca siempre la forma de que todo esté bien. 

- Claro que si.



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