En la oficina del doctor Edwards los padres de Faye se encontraban llenando un formulario de consentimiento para probar un tratamiento experimental en la pierna de Faye. El daño en el tejido muscular era extenso. Ninguno de los dos había hablado con ella antes de estar ahí.
- Es muy importante que Faye esté en pleno conocimiento de esto. Según tengo entendido es algo importante para ella.
- Estamos conciente de eso- dijo John. Camille observaba como el sol aparecía más a cada segundo por la pequeña ventana de la consulta.- No necesitamos un drama más en su vida. Menos de ese tipo.
- La posibilidad de que esto no salga bien es de más del 75%. Entiendo que puedan ver a esta persona como una especie de amenaza, pero estamos hablando de la vida de Faye.
- Por eso mismo es que no quiero que esa mujer tenga el más mínimo contacto con mi hija- Expresó Camille con rencor.- Si algo sale mal, la donación se hará de forma anónima. Faye no va a saber de esto . Sigue siendo una menor de edad y-
- Por muy pocos días, señora Michaelson.
- Si, lo se, pero mientras se mantenga en esa posición no vamos a decirle nada de esto. Somos sus padres y la decisión está tomada.
El doctor Edwards suspiró de frustración. Entendía la importancia de esto en la vida familiar de los Michaelson, pero no justificaba para nada el comportamiento de ambos. Tomó la pluma sobre la mesa y firmó ambos consentimientos. Uno para el registro y otro para ellos. Sin decir nada más, se puso de pie y caminó hasta la puerta, abriendola y señalandoles la salida.
Eran las seis y treinta cuando la enfermera hizo su primera guarda en la mañana. Esta vez quería ver que Faye comiera todo lo que se encontraba en la bandeja del desayuno. Eso hizo que casi vomitara. La comida del hospital no era la mejor que se diga, el té del desayuno parecía más bien calcetín remojado en agua caliente, y la jalea solo era colorante con una cuchara sobre el. Se supone que en un hospital no te dejan morir de hambre, pensó ella.
Cuando por fin la enfermera gruñona había salido de la habitación cerrando la puerta por fuera, Erick pudo salir de detrás de las cortinas.
- Si esa vieja llega a encontrarme, soy hombre muerto.
- Tienes que salir de aquí ahora.
Le dijo divertida viendo como Erick trataba de ponerse su chaqueta aún estando medio dormido.
- No te rías de mí, esa maldita cama es incómoda como el demonio.
- Yo dormí muy cómoda, gracias por preguntar- dijo con inocencia.
- Claro, porque me tenías casi cayendo de ella.
Faye le arrojó lo que tenía en mano. Un mini almohadon.
- Voy a irme antes de que el entrenador me suspenda del próximo partido por perderme una práctica más.
- A veces olvido que eres un chico de football americano... un chico de deportes.
- Es algo que se me da bien, supongo.
- Más que bien, diría yo... ¿irás a la escuela y te quedarás ahí?
- No estaría mal ponerme al dia con algunas cosas que me he perdido.
- ¿Como hannah, por ejemplo?
Eso lo dejó sin palabras. No era un chico que aguantara ese tipo de cosas, no tenía paciencia para eso.
- No Faye, no vas a venir con esa mierda ahora. Estabamos bien.
Ella bajó la mirada. Sonrió sin que el gesto llegara a sus ojos.
- No es grato saber que puedes estar con ella.
- Tu vas a estar aquí con Damon, ¿no?
Volvió a mirarlo, esta vez estupefacta.
- ¿Enserio crees que puedes comprar mi relación con Damon con lo que tu tienes con ella?
- ¿Ahora tienes una relación con él?
- Sabes a lo que me refiero, Erick. Yo no... yo no me encierro con él cuando estoy molesta contigo. Me has hecho llorar más veces que cualquiera y, desde que estamos juntos, no he estado con nadie más.
- Te gusta llevar esto a límite ¿no es así? eres malditamente terca e infantil.
- Bueno, lo siento por pensar que mientras estoy en una cama de hospital tu te vas a ver con tu ex en la escuela.
- Debería hacerlo, ¡debería verme con ella solo para darte la maldita razón!
- ¡Entonces yo debería llamar a Damon para que venga a verme porque mi novio es un insensible de mierda que no tiene idea de qué significar estar exclusivamente con una persona!
- Yo nunca te pedí serlo...- dijo en tono rencoroso.
Entonces la primera lágrima rodó por su mejilla. Ella la limpió rápido y con rabia.
- Excelente. Porque jamás hubiera aceptado.
Dejó de mirarlo para abrazarse a sí misma. Un poco de culpa y arrepentimientos tocaron la puerta de su conciencia, pero ya era tarde. Él ya había salido como alma que lleva el diablo de la habitación. Entonces comenzó a llorar, por todo... por el accidente, por la visita de la noche anterior, por el idiota que acababa de salir de ahí...
Hipaba para poder acallar los sollozos y decidió que era momento de dejar de llorar cuando un zumbido inundó sus oídos y su mano comenzó a temblar sobre su rostro.Bajó de la cama y, apoyándose de todo lo que pudo, llegó al baño para abrir el grifo de la ducha. Tendría que bañarse con el brazo que tenía la intravenosa fuera de la cortina. El parche en la pierna era impermeable. Trataba de que el agua se llevase todo por lo que había estado llorando, pero era casi imposible. El nudo seguía instalado en su garganta y no podía evitar cosas que hacía que se sintiera peor.
- Faye ¡Estoy aquí!
Cerró el grifo al escuchar la voz de Damon en la habitación. Amarró la única toalla que había en el cuarto de baño en su cuerpo y abrió la puerta.
La mirada de Damon fue directo a ella. Miles de ideas cruzaron su mente al verla ahí, mirándolo como lo hacía antes, como si de verdad estuviera esperando que se le ocurriera acercarse.
Entonces sus pies comenzaron a moverse solos, caminó despacio hacia ella como si quisiera que reaccionara, pero no, eso no pasó. Era solo que esta Faye tenía algo distinto. La forma en la que mordía su labio inferior no era la usual. Llegó a ella y con sus pulgares hizo que ella soltara su labio. Estaba algo hinchado y más enrojecido de lo usual. Se le aceleró el pulso recordando la última vez que estuvieron en una situación parecida a esa. Tragó duro.
Entonces, ella miró directo su boca, y lo besó. Damon llevó sus manos a su cabellos y la apretó aún más cerca de él. Faye no podía moverse de donde estaba.
Estaba tan inmerso en ese beso, que cuando se detuvo a tomar un poco de aire para sus pulmones recién pudo notar que ella no estaba del todo bien.- ¿Faye?...
Entonces ella se desvaneció en sus brazos.
- ¡Ayuda!
Gritó. La tomó en sus brazos y la dejó recostada sobre la camilla. Movía su rostro buscando alguna señal de que estuviera consciente, pero no logró encontrarla.
Un par de enfermeras y médico entraron a revisar su estado. Una de ellas le pidió que por favor saliera de la habitación.
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Liquid Life
Подростковая литература- Cuando me controla el enojo no se manejar las cosas. - Pues tendrás que aprender a hacerlo. Quiza en frente del mundo seas el tipico matón insoportable y mujeriego que no soporta a la chica rosa. Pero aquí, siempre aquí entre estas cuatro paredes...