Capitulo 10: ''Chuck''

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En cuanto las palabras salen de su boca me doy cuenta de que esto que siento, el corazón a mil por hora, las manos temblorosas... no es solo cosa mía. Ahora me doy cuenta de que la otra noche cuando durmió abrazado a mi n fue solamente para escapar del frio de mi habitación. 

No soy capaz de mirarlo a los ojos. Temo que si lo hago voy a arrepentirme de creerle al encontrar alguna mirada burlándose de mi ingenuidad... de mi torpeza, más bien dicho. 
No había mucho que hacer. No había mucho que creer. Desde que comenzó la fiesta Ercik había estado bebiendo y no sabía si era buena o mala idea quedarme a solas con él encerrados en un cuarto. 

- ¿Estás segura que no va a matarme?... estoy solo aquí.

- Prometió que iba a mantenerlo ocupado. Además, estás conmigo.

Amalia. Amalia y Peter estaban viniendo hacia acá. Por panico corrí hacia la puerta. Debía impedir a toda costa que Rick los viera juntos asi tubiese que salir corriendo de vuelta por el pasillo para arrojarlos escaleras abajo. Estaba a punto de tomar el pomo de la cerradura cuando el pelinegro se acercó a pasos rápidos para voltearme hacia él y cerrar la puerta con llave. Oficialmente estaba encerrada con Erick Rogers. 

- Esta cosa no quiere abrir... ¿hola? ¿hay alguien ahí? 

Mía seguía tratando de abrir la puerta. Estaba tan desesperada porque no escuchara la voz de Pet que le rogaba a todo para que no hablara.

- Contesta, dile que estas aqui. Sola.

Dijo en mi oído. No soy de fierro Erick, basta de jugar al gato y al ratón conmigo.

- Soy yo Mía, estoy cambiando de atuendo, ya sabes, quiero sorprender a Chuck con otra cosa.

- ¿Faye? Dios, pensé que cualquiera se había metido. Esta bien. Deberías bajar. Chuck está buscándote.

De pronto fui capaz mirarlo. Solo quise mirar para saber si me dejaría salir y, para mi sorpresa, él también estaba mirándome. Algo me dice que no voy a salir ilesa de esto.

 - No deberías hacer caso a las tonterías de Chuck. Te ves preciosa de todas formas.

- Yo no... no soy preciosa Ercik, no lo soy en lo absoluto.

- Tienes esos lindos ojos...

Con su pulgar acarició mi pomulo y sien. Su tacto me ponía nerviosa, muy nerviosa.

- Tu piel es suave, morena y suave...

Con su otra mano acarició mi cintura por debajo del hoodie.

- Ese maldito aroma a flores...

La punta de su nariz viajaba desde mi oído hasta el cuello, mi piel comenzaba a erizarse.

- No puedo con esto, Faye. No puedo estar cerca de ti.

Realmente me tenía al borde de lo complejo. No sabía que hacer, no sabía como reaccionar. Tenía el presentimiento de que Erick tenía cierto debate mental, pero no podía imaginar entre qué cosas. 
Cuando su frente cayó en mi hombro me di cuenta de que se resistía incansablemente a acercarse a mi. Sus manos seguían aferradas a mi cuerpo, pero la expresión en su rostro cuando se levantó y me miró, me decía que habían muchas cosas sin decir aun.

- No entiendo tu actitud. No entiendo porque por el día soy una especie de leprosa para ti, pero cuando llega la noche de pronto sientes hasta la necesidad de meterte en mi cama.

Tomé valor y dejé descansar mis manos en sus hombros.

- Desde la primera vez que te vi supe que ibas a causarme problemas. 

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