Capítulo 35: Volviendo a la realidad

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Cuando ves pasar los días en el mismo lugar uno a la vez, sientes que el tiempo es eterno. Sentir que todos los días son iguales. Que lo único que cambia es el color en el cielo al pasar las horas. 

Pero ahora estoy de pie frente al espejo de mi habitación, terminando de ajustar mi blusa en mi jean, dejando suelto mi cabello suelto... estoy preparándome para ir a la escuela.

Unos dedos suenan en mi puerta. Volteo y veo a papá arreglando su corbata.

- ¿Estás segura de que quieres volver hoy?... puedes quedarte un par de días en casa. De cualquier forma sigue siendo tu cumpleaños.

- ¿Y volverme loca aquí sola? No, gracias. Además, Mía quiere hacer una especie de reunión porque volveré hoy, pero seguramente solo seremos Peter, ella y yo.

- ¿Él chico con la perforación en el labio?

Yo solo reí- Si papá, ese mismo.

Él soltó un suspiro y dejó en anudar su corbata para centrar su atención en mí.

- Hija, no se si sea buena idea que sigas por ese camino. 

- Papá, tu mismo dijiste que si estamos aquí no es porque no tengamos el dinero para salir de este lugar. Nos tienes aquí sin decirnos nada. No es que quiera seguir por ahí, es que es el único camino que me dejaste para seguir. 

Una sonrisa triste se instaló en su rostro, pero no podía culparme. Si no hubiera sido por Damon jamás me hubiera enterado de lo que sucedió ese día en la oficina de mi padre. Todo lo que sé es porque he tenido que investigarlo -si se le puede decir así- por mi misma. 


Termino de calzar mis zapatillas blancas y tomé un buen trago de chocolate de mi taza antes de dejarla sobre mi escritorio y salir de mi habitación hacia el primer piso. No tenía ganas de caminar hoy. Mi cumpleaños siempre ha sido un día en el que se me permite hacer todo lo que yo quiera. Es una especie de regla no hablada, pero cualquier cosa que yo quiera mis padres aceptan sin chistar. No es que quiera estar en un yate a la mitad del océano celebrando con todo el mundo, pero si quiero ir a la escuela con toda la comodidad que pueda. 

Mi primer regalo de cumpleaños fue mi auto reparado. Eso era más de lo que podía pedir. 
Al llegar al estacionamiento del edificio pude ver a Eric y a Chuck haciendo lanzamientos en el campo de football. Para rematar, ambos sin camiseta y solo shorts deportivos.

Apoyé mi brazo sobre la manilla y me dediqué a admirar la vista. ¿Cómo es posible que el universo me odie tanto? Es decir, toda la situación con Eric es un asco, Abby me ha llamado más que nunca para hablar y no quiero esconderle cosas a mi mejor amiga. No puedo creer que besé a Damon solo porque necesitaba sentir por un momento que alguien estaba ahí conmigo. Mía está siendo bastante comprensiva en dejarme mi espacio sin preguntar si estoy bien cada cinco minutos. Se están acercando los exámenes finales y yo solo tengo una semana para ponerme al día si quiero graduarme este año e ir a la universidad. ¿Será que mi padre podrá costearla o eso también es una mentira?

Escucho el aviso del director que anuncia quince minutos para que las clases comiencen. Suspiro rendida antes de tomar mis cosas y abrir la puerta para salir del auto, pero antes de tomar la manilla la puerta se aleja mostrando una mano con tatuajes muy familiar para mi. No entiendo como es que llegó aquí tan rápido. Me tomo un par de segundos antes de decidir que voy a ocupar ambas extremidades para tomar mis libros y mi mochila. 
Salí de la cabina sin mirarlo y con los únicos dedos que tenía libres presioné el botón del llavero para ponerle seguro. 

- Faye, oye...

Quise seguir caminando, pero Eric bloqueó mi paso. Me detuve molesta, tan molesta que no pude evitar golpear el suelo con un pie. 

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