No pedía ser rica. Solo pedía un poco mas de suerte para mi familia.
Papá llegó de su trabajo hace poco mas de media hora y Camille ya estaba atosigándolo con preguntas estúpidas. "¿Cual es el día de tu paga? ¿Viste los recibos en la puerta? ¿Puedes darme dinero siquiera para subsistir?". Mi padre no es la persona con mejor suerte del mundo, pero estoy segura de que jamas hizo nada tan malo como para merecer una esposa así...ni yo para merecer una madre así.
- Cuando vuelvas mañana de la escuela no voy a estar así que...
Bla bla bla. Eso es todo lo que escucho cuando ella habla. Nunca está en casa, ni siquiera se de donde saca dinero para comprar tantas cosas innecesarias.
- Nunca estas aquí de todos modos.
- ¿Que se supone que significa eso? ¿Quieres que me quede aquí para ser la sirvienta tuya y de tu padre? Yo no quiero ser pobre, me niego a ser pobre. Puedes ir buscando un trabajo porque con lo que tu padre gana no nos alcanza para pagar nada.
- Entonces deberías guardar ese dinero para cuando realmente lo necesitemos.
- Yo no voy a abandonar mi vida porque ustedes dos son unos buenos para nada. Cuando encuentre trabajo no van a verme en todo el día y ahí es cuando voy a querer ver que demonios hacen sin mi.
- Por lo menos habría paz en esta casa de una vez.
- Porque tu eres la que nunca hace nada ¿no?. Eres un desastre de persona, y pretendes darme lecciones de moral. Mejor será que dediques tu tiempo a estudiar, bastante falta que te hace.
- Es terrible tener una madre como tu. Deberías saberlo.
- Ya te lo dije Faye, no estoy vieja y quiero vivir mi vida sin depender de nadie.
- ¿Para que tener una hija entonces?. No eres mas que una farsa.
- Y tu eres la madura, la que siempre tiene la razón. No me hagas reír Faye, no tienes idea de la vida.
- Esto que está sucediendo nos esta afectando a todos, no solo a ti. Tu siempre soñaste que serías millonaria y tendrías miles de sirvientes a tu disposición. Pues, ¿adivina qué?, eres pobre, somos pobres y no puedes evitar eso.
- Yo no tengo la culpa de eso. El único culpable aquí es el maldito inútil de tu padre que no sabe hacer nada bien. Ser estafado no es cosa de ser imbécil, eso vas mas allá de la estupidez. Nada nos sale bien desde el maldito minuto que reprobaste el curso hace tres años. Y si por alguna vez se te ocurrió olvidarlo, recuerda que el único que esta orgulloso de ti aquí es tu padre, porque para mi eres la peor hija que pude haber tenido.
- Si fueras una buena persona te pasarían cosas buenas, pero no lo eres. Y estás tan encerrada en tu propio mundo que crees que todo lo que te sucede es culpa de lo demás, pero nadie mas que tu tiene la culpa de lo que te pasa.
- Tu me odias Faye, siempre he sentido ese rechazo hacia mi. Siempre preferiste a tu padre en vez de mi. Jamas me tuviste un poco de respeto.
- El día que me dijiste que yo no era mas tu hija, fue cuando perdí todo el respeto que una mamá podía pedir y merecer.
Se fue a su cuarto sin decir nada mas.
Ya no lloraba. No, ya superé eso hace mucho tiempo. Lo hice cuando lo peor que me dijo fue que buscase a la que de verdad me había tenido, a ver si ella me podía dar algo mejor de lo que yo creía que Camille me estaba dando.
Es agotador, terriblemente agotador tener que hacerle notar a una persona que se esconde detrás de la buena vida, que no todo lo que le pasa es por culpa de los demás.Tienes lo que mereces y yo quiero tener lo que merezco.
No iba a pedirle a mi padre que le dijera algo. Él ya tiene suficientes problemas para necesitar meterse entre estas discusiones.
La mañana siguiente casi me acabé todo el maquillaje tratando de tapar la ojeras. Esa parte del día era la única que podía compartir conmigo misma sin recibir un grito ni un empujón por parte de ella. Está acostumbrada a levantarse a medio día.
Después de vaciar mi auto de la basura inservible de mcdonalds decidí dejarlo guardado. La gasolina que quedaba era realmente poca y no quiera volver a casa en un remolque. Cambié mis zapatos por un par de zapatillas cómodas y partí rumbo a la escuela. ¿Que tan difícil podía ser?.
Las calles del barrio eran muy coloridas. Las casas en su mayoría verdes y azules, pero cada pared tenía alguna cosa dibujada sobre ella. Algunos bastante monstruos, otros verdaderamente hermosos. Pero habían uno realmente bueno e impactante. Era un niño mulato, pequeño, que lloraba por que en su plato de comida no había mas que una zapatilla remendada toda sucia.
Con un poco de suerte logré recordar que la calle que conecta con el parque lleva directo al centro de la cuidad y dos calles más allá está la escuela.
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Liquid Life
Teen Fiction- Cuando me controla el enojo no se manejar las cosas. - Pues tendrás que aprender a hacerlo. Quiza en frente del mundo seas el tipico matón insoportable y mujeriego que no soporta a la chica rosa. Pero aquí, siempre aquí entre estas cuatro paredes...