Capitulo 32: '' Perdóname''

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El doctor Edwards se veía bastante complicado. Aun así habló rápido acerca de las complicaciones y máximos riesgos que este tratamiento podía traer o causar. Sin embargo también explicitó que el realizaría la operación y que tendría extremo cuidado en que su pierna fuera salvada y funcional nuevamente.

Durante la operación no podía haber sido más incómodo. Mía le pidió a Peter que la llevara al hospital y, una vez dentro, todos posaron sus ojos en ella. Para Camille era la chica que conocía a su hija en la nueva faceta de su vida, era importante. Damon y Matt trataban de hacerla sentir como si las diferencias no existieran y John solo recordaba que era la hermana del chico que Faye tuvo que ayudar después de que pareciera haber sido apaleado por cinco sujetos a la vez. Pero quien la miraba desde la sospecha y la amargura era Abby. Para ella Faye siempre había sido la chica con la que podía contar. Ahora era como una amistad colgando de un hilo de seda... delgado y riesgoso. La odiaba, no la quería allí. Amelia era la chica en la que Faye estaba confiando, y eso la estaba llenando de temor y tristeza.

Pasaron exactamente tres horas hasta que un hombre en bata salió por las puertas de cristal. El doctor se acercó a todo a medida que se iban poniendo de pie.

- Señores Mickaelson, necesitamos que Sara esté aquí en menos de 20 minutos. Por desgracia la infección por envenenamiento del músculo tocó una pared arterial y provocó que esta se rompiera. Detuvimos la hemorragia, pero aun así necesitamos que ella esté aquí. Si el músculo pasa más tiempo sin oxigenarse, es posible que pierda la pierna. Si no está cuando salga nuevamente, las expectativas de que Faye salga sin una de sus dos extremidades inferiores es muy alta.

John de inmediato tomó su abrigo y sacó de él las llaves de su auto. Salió del hospital como alma que lleva el mismo diablo.

12 horas después

La anestesia estaba perdiendo su efecto, lo que estaba provocando que Faye volviera a la a realidad. Sintiendo el dolor y la sensación de que su estoma estaba en cualquier lado de su cuerpo excepto en donde debería estar. Movió su mano buscando con el tanto algún recipiente a su lado. Una enfermera se dio cuenta de su estado y fue a socorrerla antes de que se ahogara en su propio vómito.

La sala de recuperación era tibia y oscura. Miró alrededor y se dio cuenta que solo había dos personas más además de ella y un par de enfermeras en el escritorio.

- Respira tranquila, todo salió bien. En unos minutos te llevaremos a tu habitación.

Dijo cariñosamente la enfermera. Eso la tranquilizó un poco. Luego de intentar devolver, pero que nada saliera por su boca, se recostó mirando el techo. Sentía cierto dolor en su pierna. Era extraño. Miró con algo de temor hacia su extremidad inferior para darse cuenta que estaba cubierta de lo que parecía una tela de aluminio y, desde dentro de ella, salían tres cables conectados a la máquina que estaba a su lado.

No había querido pensar mucho en el tema. Trataba de evitarlo con la ayuda de su tablet y teléfono celular, pero ahora que no tenía esas cosas a mano se puso a pensar en las posibilidades de no volver a caminar correctamente nunca más sin sentir dolor. De no poder bailar, subir una escalera, correr... de no poder volver a sentir el toque de alguien sin sentir dolor.

La herida en su muslo llegaba casi a donde la cabeza del fémur conectaba con el hueso iliaco. Esa era la articulación de su cadera. Eso sí que hubiera sido trágico. En las condiciones que se encontraba atrapada recordaba que la lata hacia una especie de palanca de unión entre el auto y su cuerpo. Los bomberos no podían mover su pierna si no movían la puerta del piloto, y no podían mover esa puerta si no movían la lata que se encontraba incrustada entre los dos.

Leves toques de electricidad moderada se sintieron en su pierna izquierda. Así que eso es lo que la maldita máquina hace, pensó.

La enfermera que la había auxiliado en un momento ahora la llevaba de vuelta a su habitación. El pasillo por el cual tenía que pasar antes de llegar a su nueva habitación en el ala de Traumatología era un poco más colorido y menos lúgubre. Había más personas en los pasillos y la estación de enfermería no parecía un escritorio fantasma.

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