32. La distracción sale mejor de lo que esperamos, un completo desastre.

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Por suerte nadie se percató que una chica oculta bajo un sombrero entraba al salón con aspecto sombrío y una espada en la mano. Lo cual fue bueno porqué sino... Bien, nos hubiéramos metido en varios problemas.

Todos los presentes se habían levantado y caminado hacia el centro, rodeando en un semi círculo el trono de cristal dónde varios gigantes marcaban el límite hacia el gigante asquerosamente satisfecho y la pobre y diminuta mujer de velo blanco.

Miré hacia arriba, Warren y Sunny también la miraban con los ojos muy abiertos de asombro. Supongo que nadie creía que yo podría sacrificarme así por alguien ¿no?. ¡JA!(No me crean, quise llorar de desesperación).

Pero la realidad era que nadie me veía a mí.

Me escabullí entre los invitados, pisando, empujando, gruñendo y casi armando una pelea con cualquier semidiós que diga algo estúpido o simplemente no me deje pasar. Los odiaba a todos, estaban ahí para verme caer, para que ceda mí divinidad por sus estúpidos objetos mágicos. No merecían tener los dedos de los pies sanos, merecía que los pise. Aunque debo admitir que no vi a ningún hijo de Thor, nadie conocidamente pelirrojo o rubio o con esa electricidad familiar que indicaba peligro, y me puso un poco contenta.

Cuando llegué al frente, entre dos gigantes, alce los ojos hacia el altar que habían armado dónde habían estado los tronos y la mesa y divisé una corona de flores marchitas encima de tres cabezas, la de Thrym, la de Mark (o sea yo) y la de una señora de aspecto macabro, con manos huesudas y rostro duro. No sé veía como alguien conocido o alguien que pudiera concurrir a esos lugares, pero si se veía como una mujer de poco tiempo y permanente asco.

Ella se acercó a ambos novios alzando las manos, sus ojos estaban cerrados, y alzó los ojos hacia mi con los labios en una mueca disgustada. Me estremecí y retrocedí para mantenerme oculta.

—Damas y caballeros—comenzó otra voz más profunda y rasposa. Todos giramos la cabeza hacia la izquierda y encontramos un gigante muchos mas alto de lo normal con traje rosa y flores marchitas en el bolsillo. Sonrió.—Hoy los reunimos no para asesinarlos y comerlos, tampoco para darlos de comer a alguna bestia, sino para presenciar la unión de un dios y un gigante.

Todos los semidioses se quedaron en silencio y los gigantes rieron por la broma.

"Pero está es una ocasión especial—continuo con tono elegante—, porque hoy tendremos la presencia de no uno sino dos dioses más. Frey, dios de los vientos y la paz, protector del sol y la luz, y Frigg, reina de los Æsir, diosa del cielo, la premonición y la sabiduría."

Todos miramos como primero señaló a Warren en la jaula encima de nuestras cabezas y luego dirigió su mano en dirección al chico encadenado a pilares: Jasper.

El gigante siguió hablando con educación acerca de como iba a casarme con Thrym, pero lo ignoré; solo tenía ojos para Jasper. Era curioso, me acababa de dar cuenta que me gustaba mirarlo cuando él no lo sabía, me gustaba la manera en la que su nariz se elevaba y sus ojos parpadeaban atónitos por la noticia. Era tan humano y tan atractivo.

¿Me sorprendió saber que no era seleccionado de Odín? Si, pero también me alivió por algo que aún no recuerdo. Era extraño, siempre me sentía más tranquila con él, pero esta vez sonreí porque era como conocer un aspecto desconocido suyo. Me gustaba.

Al terminar su discurso, el tipo de traje rosa se acercó a la tarima y miró a Mark con desconfianza. Sabia que era yo, nos habían descubierto, necesitaba la señal. Apreté los puños y miré a la chica detrás del velo, ¡La señal!¡LA SEÑAL!.

Pero si ella se alteró de alguna forma no lo dejo ver, permaneció quieta como estatua y completamente tranquila.

El gigante exhaló rodando los ojos exasperado y continuo.

El Cuerno del Fin del Mundo [#2] ✔️.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora