30. Conozco a mí futuro "esposo" y, ¡Puaj! es asqueroso.

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¿Acaso dije ya que era una mala idea?.

A todo esto ¿Por qué no se ofreció ella si tanto sabia de bodas y eso?.

Mientras seguíamos al gigante de hielo por los infinitos pasillos de aquel lugar pensaba en lo que estaba por meterme. Vi cerca de tres oportunidades en las que podríamos haber escapado y en cada una de ellas miré a Mark esperando que asienta, chille, salte sobre el hombre hielo con cuchillos en las manos y lo decapite o algo... pero era como estar esperando que una pared me hable.

Ese fue momento en que me di cuenta que ella estaba dispuesta a llegar lejos por salvar a su hermano, y estaba muy de acuerdo pero no cuando era yo la que tenia que entregar la mano.

Tragué duro con el corazón en la boca y toqué el collar de perlas para calmarme.

Mantente tranquila, Fryssa.

Inhala, exhala... Inhala...

El gigante se detuvo junto a una pared, la mas grande que vimos en ese lugar hasta el momento, y tras voltearse a ver que yo aun seguía ahí temblando casi en pánico, sacó algo del bolsillo de sus pantalones. Hasta ese momento no me dí cuenta que tenia pantalones e iba bien vestido, con un traje negro de camisa blanca que quedaba horrible con su tez azulada y unos zapatos que seguro eran mas cómodos que los míos.

Ahogué una mueca pasando el peso del cuerpo de un pie al otro nerviosa y esperé que saque una llave de su bolsillo y la introduzca en el centro de la pared.

Inhala... exhala...

¡Me estaba ahogando abajo de ese velo!.

Abrió la puerta y entramos a un salón muy bonito. No parecía el mismo lugar donde nos tuvieron encerradas sino la recepción de una iglesia, el suelo estaba alfombrado de rojo y las paredes empapeladas con verde y flores, había jarrones, cuatros y un candelabro que parecían gota congeladas brillantes. Si no tuviera ganas de vomitar pensaría que es agradable.

-Eso es ofensivo-oí a mis espaldas.

Me volteé hacia Mark sin levantar el velo y seguí su mirada hasta el final del pasillo, donde habían dos puertas de madera oscura cerradas y entre medio de ellas la estatua de un tipo con cara de pocos amigos, una lanza, un parche en el ojo y dos pájaros negros en cada hombro.

Se veía mas joven y despierto que cuando me fue a visitar al orfanato, pero logre reconocerlo con asombro.

-¿Ese es...?

Mark asintió con los dientes apretados.

-Odín.

Apenas podía moverme del asombro y la energía que me recorría el cuerpo. Mark estaba furiosa y las oleadas de poder prácticamente me golpeaban al salir de ella.

Casi caigo de rodillas.

Era bueno tener el velo o sino vería mi rostro desorientado por tanto poder y tanta furia. Me desequilibraba como si hubieran licuado mi cerebro dentro de mi cabeza.

-Esperen aquí-dijo el gigante ignorando que una chica poderosa y asesina veía la estatua de su mentor con ofensa y desapareció detrás de una de las puertas a los lados de Odín.

Busqué una salida del otro lado.

El pasillo era extenso, había escaleras por un lado y por el otro una puerta que parecía cabinas para confesarse. Había jarrones con plantas muertas a los lados y por alguna razón pensé que habría una cruz de Jesús en algún lugar pero no y comencé a plantearme muchas preguntas existenciales que no venían al caso.

Miré a la chica que me acompañaba y la encontré en la misma posición que antes, furiosa y con los ojos en el falso Odín.

Y por seguridad no hable.

El Cuerno del Fin del Mundo [#2] ✔️.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora