Tan rápido como nos elevamos unos metros comenzamos a bajar. El dragón parecía perder energía mientras más se acercaba el suelo y en ese momento tuve que atribuirse lo a la comida chatarra que le proporcionaba desde que vivía conmigo.
—Oye amigo—recriminé acariciando su lomo y mirando al auto amarillo acercarse cada vez más con el chico de la ballesta colgado de la ventana en el techo—, ¡nos vamos a morir!.
No era su culpa, estaba segura de que aquellas personas querían algo de Thor y no de un reptil con pésima suerte, pero no puede evitar pensar que si voláramos estaríamos fuera del alcance. Aunque pensándolo mejor, si tuviera mi martillo también hubiéramos podido, solo que no lo teníamos por culpa de Jasper (sí, seguía resentida, cuando lo vuelva a ver le arrancaría los dientes de uno en uno).
Las patas delanteras del dragón tocaron el suelo y en vez de apoyar las traseras simplemente de fue de boca al pavimento. Las alas cayeron abiertas a cada lado y yo salí despedida hacia un lado, golpeándome en el hombro lastimado.
La mecha de dolor de encendió como pólvora y ahogué un grito al revisar y ver sangre dorada manchando mis dedos.
Eso no era bueno.
Y, como si fuera poco, de repente algo paso silbando junto a mí oído, tan rápido que apenas logré esquivarlo (obvio, de suerte) y me hizo un ligero corte en la mejilla que encendió otro tipo de dolor más parecido al miedo.
Me volteé mirando una flecha en el suelo detrás mio y el miedo paso a ser pánico sin escala.
El auto amarillo se acercaba a toda velocidad y el chico de la ballesta terminó de cargar segunda flecha. Apunto en mí dirección y rápidamente disparó sin darme tiempo de pensar que me había quedado viendo todo sin siquiera molestarme en levantarme del medio de la calle como buen peaton.
El dragón comenzó a revolverse en el suelo, alzo la cabeza bufandome y me golpeo con la cola, tumbándome de culo en el momento que la flecha atravesaba el espacio donde había había estado mí cabeza. Gruñó de nuevo mirándome enojado, se revolvió cuando me incline sobre él, encontrándome heridas profundas en su estómago y algunas raspaduras en sus alas. Estaba demasiado herido.
Soy una pésima dueña.
—Oh dios, lo siento mucho.—Él animal me lanzo la mirada que significaba "hambre", parpadeó con los ojos brillantes y volvió a revolverse arrastrando la cola y las alas. No era momento de entrar en pánico y culpa, para eso teníamos tiempo de sobra luego, ahora tenía que protegerlo.
Miré al chico de la ballesta entretenerse cargando otra flecha y mirar alrededor buscando opciones.
No tenía martillo para defenderme (¡Maldito Jasper!), el dragón estaba muy herido, yo también estaba herida y no estaba no podría levantar una sola pluma aunque lo intentara, ni siquiera estaba segura de poder invocar una simple lloviznas de tanto cansancio. Así que iríamos por el plan B: Distraerlo y huir.
Esta opción también venia con rezar que mágicamente el auto se quede sin gasolina, pero raramente había dioses oyendo.
El uniforme del colegio estaba hecho un desastre en todos los sentidos posibles y mis zapatos tenían agujeros de quemaduras que no sabía cómo explicar, pero dentro de todo era lo que menos importaba por que los bolsillos estaban algo sanos. Le indique al dragón que vuelva a su tamaño de juguete y lo guarde en el bolsillo de mí falda con cuidado de no dañarlo.
Tenía el regalo de Odín justo en mí mano y... A decir verdad no sabía que hacer con él. Solo era un pedazo de metal con un cuero feo unido, no tenía mucha utilidad más que ocupar espacio y apenas entraba en mi otro bolsillo, pero con dificultad lo guardé.
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El Cuerno del Fin del Mundo [#2] ✔️.
FantasyComencemos por el principio, en vacaciones, durante aquellos calurosos días de Enero, mi hermano pequeño encontró un elfo herido dentro de una cueva extraña, me pidió ayudarlo y encontré un anillo. Yo creo que fue ahí cuando se desenlazo la historia...