29. Tengo un cambio radical de imagen.

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¡Feliz navidad!
Esta es una sorpresa, tengo varios capítulos preparados para la conclusión final y planeaba publicarlos antes del 2021 pero decidí cambiar algunas cosas así que se va a tardar. Espero que les guste y que pasen un feliz año nuevo.
Ahora sí, el capítulo.
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Resultó ser que esas 2 horas fueron unos 30 minutos. O así se sintieron porqué a los pocos minutos de que Mark me termine de explicar su plan unos horrendos gigantes de hielo aparecieron abriendo la puerta con esfuerzo.

¿Se asombraron al vernos a ambas? No, y fue tan sospechoso que comencé a desconfiar de que no haya cámaras o vidrios de esos que hay en las salas de interrogación en los programas de TV.

—¿Usted qué hace aquí?—preguntó uno de ellos, el que levaba la cabeza rasurada y tatuada con espirales, a la seleccionada de Odín.

Ella alzó una ceja curiosa, y algo prepotente para mi gusto, y luego hizo otro gesto de desdén sacando la dichosa invitación que guardaba en su bolsillo.

—Fui invitada—añadió rodando los ojos. Entonces la mirada de ambos gigantes viajo hacia mi con desconfianza y antes de que comience una pelea que nos meta en problemas, Mark se adelanto con tono de entendimiento.—Ah, vengo con ella, seré su dama de honor.

—No es necesario—dijo el gigante con nariz de cerdo, gruñendo.

—Claro que lo es—bufo ella rodando los ojos como si fuera absurdo—, yo la traje y quiero reclamar mí premio, y para ello tengo que vigilar que no escapé...

Me miraron con advertencia.

—Ella no escapará.

Gruñí molesta.

—No necesito mí martillo para acabar con ustedes.

—¿Lo ven?—señaló Mark con tono animado.—Yo la acompaño y la vigilo, quédense tranquilos.

Ellos se miraron desconfiados, parecía que tenían algo más que decir pero el miedo que le tenían a Mark se los impedía. Y no se hasta que punto era a mí favor. Tampoco confiaba del todo en ella, sentía algo extraño en mí mente y en mis extremidades, como si me dijeran que en cualquier momento una de sus flechas iba a aparecer decorando mí pecho o mi espalda. Quizás tenia que ver con que me extorsiono para que busque a su hermano o que haya intentado matarme repetidas veces el verano pasado, pero el resultado final era no darle la espalda ni motivos para que se arrepienta.

—Hablaremos con el jefe de eso—dijo el gigante de la cabeza con espirales con una mueca poco convencida. Suspiró.

Era extraño que los gigantes de hielo pudieran suspirar o tener emociones ya que la única imagen que tenia de ellos era la de Ray al congelar a Max , pero al parecer tenían capacidad de sentía frustración o desconfianza. Y mas hacia los dioses, ¿Aunque, quién podía culparlos? Nos matamos entre nosotros, los matamos a ellos y lo único bueno que hacemos es el desastre.

Y luego el de la nariz de cerdo dejo caer la bolsa que cargaba en su espalda en el suelo frente a mi.

—Ponte el vestido—ordenó.

La bolsa era casualmente familiar a la que se usa para la basura.

—¿Disculpa?.

—Ponte el vestido—gruñó el de la cabeza rasurada de manera brusca y casi amenazante.

Todo eso iba a terminar muy mal.

Mark, ignorando una pelea que terminaría con cubos de hielo en todo el suelo, se inclino sobre la bolsa y la abrió, miró dentro con una sonrisa divertida, me lanzo otra mirada y luego revelo un vestido blanco con encaje de flores doradas y mucho brillo. Era lindo, no podía negarlo, pero se veía como algo que se uso en los años 90' o 60'. Es decir, viejo y un poco maltratado.

El Cuerno del Fin del Mundo [#2] ✔️.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora