* * *
CARSTENEl celular y la cabeza no paraban de sobarme, estaba agotado.
Era la las cinco de la noche y me dolía la cabeza como si hubiera estado toda la noche despierto estudiando y la verdad era que, si había estado toda la noche despierto solo que no estudiando.
—¿Puedes contestar ese aparato infernal?—Sunny estaba tan irritada como yo.
Luego de volver de la fiesta de Max había descubierto que la azúcar era un buen energizante pero no un buen somnífero, y conmigo de mal humor, despierto y jugando a dispararle a personas del otro lado del mundo mientras imaginaba que los avatares eran el rostro de Fryssa... Bien, no pego un ojo en toda la noche tampoco.
Saqué el celular de mí bolsillo y mire la llamada de la madre adoptiva de Fryssa. Bufé, le corté y volví a guardarlo, ni tenía ganas de hablar con ella. Menos dicho, no tenía ganas de hablar con nadie.
—Tomate tu Monster y cállate—bufé a la niña que de nuevo pensaba opinar acerca de algo. Por qué ella siempre tenía algo que decir, siempre daba opinión, acotación, queja o algo por el estilo que termina por sacarme de las casillas. Pero ese día no era un buen día.
Y gracias a los dioses (es decir, a mí), obedeció.
Bebí de mí propia lata en silencio, evitando pensar demasiado para no provocar la presencia de Loki, y arrugué el ceño al sentir la tensión profunda nuevamente en mí cabeza.
Fryssa me estaba llamando, necesitaba ayuda. Lo sentía. Algo malo había pasado. Y casi caigo en aparecerme frente a ella como siempre, casual, divertido y siempre predispuesto, pero... ¡Por lo dioses!¿Acaso no tenía dignidad?.
Al principio no quise creerlo, recordaba estar parado junto al conjunto de árboles decidiéndome si entrar a ayudarla, pensando que quizás con su suerte cayó en la boca de algún monstruo, cuando apareció Max. Él no era mí responsabilidad, yo no tenía que salvarlo de nada ni me darían nada por hacerlo, pero me sentí responsable de que algo malo le pase y arruine los planes de Fryssa, así que me quedé en mí lugar asegurándole que solo fue a buscar algo.
Obviamente Max no era tan niño como para creerlo y soltó un comentario curioso que me desconcertó, pero de nuevo no quise creerlo.
¿Es decir, que hermano no se burla de su hermana alegando que tiene un novio? Estoy seguro de que si yo tuviera hermana lo haría aunque fuera mentira.
Grite un par de veces su nombre, Max también y esperamos. Él quiso entrar y temí que, si algo malo le pasó a Fryssa, algo malo le pueda pasar el destino del mundo, así que lo detuve.
Pero el problema no empezó ahí sino el insecto molesto que zumbaba en mí cabeza diciéndome que tenía razón.
Y por primera vez supe que ese insecto no era Loki sino algo más, algo en el aire. Algo que me hacía sentir mejor, más poderoso y astuto. Que podría hacer que todos los niños de esa fiesta se hagan mí ejército personal de demonios con una sola orden.
Y entonces ella también apareció, caminando con una caja de zapatillas gastada, sonriendo con las mejillas ruborizadas y los ojos brillantes. Se había colocado un mechón de cabello blanco detrás de la oreja y parecía más femenina, como una delicada flor en vez de la tenaz guerrera de siempre.
Nos miró asombrada, el rubor cubriendo su rostro como nunca y la sonrisa que intentaba ocultar era alegre. No tenía que ser el dios del engaño para saber que ocultaba algo y me sentí un imbécil, molesto, humillado y celoso.
No podía creer que simplemente se sentará a mí lado a hacer como si nada luego de que... ¿Qué?¿A quien engañaba? Loki me lo dijo, ella tenía a otro.
ESTÁS LEYENDO
El Cuerno del Fin del Mundo [#2] ✔️.
FantasyComencemos por el principio, en vacaciones, durante aquellos calurosos días de Enero, mi hermano pequeño encontró un elfo herido dentro de una cueva extraña, me pidió ayudarlo y encontré un anillo. Yo creo que fue ahí cuando se desenlazo la historia...