24. Uno sireno me da un buen consejo.

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Njörd actuaba extraño, como si notara que internamente estaba machacando sus hermosos y bien cuidados pies. Cuando llegue luego de encender los hornos me encontré con Carsten recostado en el suelo en modo estrella de mar con las piernas extendidas y los ojos cerrados, no se que le pasaba pero tampoco tenia ganas de preguntarle así que me volteé y fui para otro lado.

En ese lugar debía hacer un calor infernal, la tierra se quebraba bajo mis pies y levantaba nubes de polvo. Tenia sentido que ninguna planta sobreviva en ese estado, ni siquiera la lluvia parecía querer acercarse a esa zona.

Me acerqué a la casa de Hanzel y Gretel y miré la puerta oscura. Mas bien parecía la casa de la bruja luego de que ellos la mataran e incendiaran todo, como en la película de cazadores de brujas no en el cuento. Había pedazos de metal por todos lados, como si en algún momento hubieran servido y los hubieran olvidado ahí.

Extraño era poco.

No pretendía entrar, solo alejarme para pensar, así que me senté contra una pared y acomode la falda para que no me estorbe. Tenía que pensar como recuperar mi martillo luego de conseguir la cura para Louisa, pero también estaba Max que necesitaba mi protección.

Maldición, Odín podría enojarse si decidía mandar a uno de sus cuervos chismosos y no me veían alrededor de Max.

Suspiré acomodándome y oí un chillido en mi bolsillo. Miré alrededor en busca de agua o comida y saqué el pato amarillo de juguete.

—Aun no consigo ayuda—dije apenada poniendo sus ojos a la altura de los míos—, ni siquiera tengo agua.

Pero al animal no le importo, de repente comenzó a sacudirse con desespero y al soltarlo sobre el suelo seco se transformó en el enorme lagarto negro de ojos caídos y alas lastimadas. Me miró, estaba parado en cuatro patas pero parecía débil, saco la lengua y parpadeo tan lento que la culpa se hizo aun peor.

Me acerqué y lo vi recostarse sobre la tierra.

—Lo siento—toqué su cabeza con suavidad y él se movió contra mi mano, cuando de repente se aparto y subió las orejas gruñendo.—¿Qué sucede?.

El suelo temblaba. Era casi imperceptible, ni siquiera parecía haber ruido, pero lo hacia. Alce la cabeza por encima del animal para ver el peligro, lista para pelear, y miré como de las grietas del suelo brotaban diminutas gotas de agua.

Me volteé mirando alrededor confundida y vi mas gotas de liquido transparente flotar a metros del suelo, bailando entre ellos, antes de unirse bajo la mano del hombre parado junto a la casa.

Fruncí el ceño.

Njörd suavizo la expresión de sus ojos ladeando la cabeza en mi dirección y la bola de agua viajo hacia el lagarto recostado sobre el suelo a mi lado.

—Creí que tu dragón tendría sed—dijo encogiendo los hombros cuando di un paso hacia él, protegiendo a mi amigo animal cuando abrió la boca para sorber el agua.

—¿Qué tenia esa agua?¿Veneno?¿Tierra?¿Insectos?.

Me preocupaba que el dragón haya bebido algo que salió ese traidor, pero ya era tarde por que se lo termino.

Njörd inclino la cabeza.

—Tu no sabes nada de cuidar dragones ¿No?.

No, pero él no tenia por que saberlo.

—¿Ahora me ayudas?.

—Necesito salvar a Skadi—excusó como si fuera la única opción, y me enfurecí.

—¿A costa de los nueve mundo?.

—No lo entenderías.

Me dio la espalda y desapareció por un lado de la casa.

El Cuerno del Fin del Mundo [#2] ✔️.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora