27. Salvemos a Skadi antes que se me congelé el trasero.

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FRYSSA.

De no ser por Carsten, Skadi no estaría fulminándome con la mirada como si quisiera que mi cabeza se convierta en hielo y estallé. Y si, sabia que tenia que rescatarla, no mentiré, lo olvidé, pero al imaginármelo esperaba una caravana de confeti y música, no frío penetrante.

—¿Qué cosa mas importante podrías tener como para no rescatarme?—preguntó la diosa y me reí.

—Oh nada, en serio estuve todo este tiempo intentando rastrearte—mentí. Odiaría tener que decirle que lo olvidé y arriesgar mi cuello.—Pero no fue hasta que tu bondadoso y fiel marido apareció con tu ubicación exacta que supe donde ir. Y acá me ves.

Me señale para dale énfasis a mis palabras y sonreí aun mas.

Su mirada penetrante flaqueo y parpadeo.

—¿Njörd te busco?.

—Buscar no es la palabra, pero sí. Me dio esto—saqué de mi dedo el anillo de Odín y, sin acercarme, lo mostré.

—¿Él te dio su anillo?—preguntó atónita.

Chasqueé la lengua.

—Si, algo así.

—¿Lo robaste?—bufó con ironía.

—No, me lo dio a voluntad—rodé los ojos—, solo que luego desapareció.

La expresión en su rostro se torno preocupada.

—¿Murió?.

Por su bien espero que no.

—Con todo respeto—interrumpió Carsten mirando hacia el lugar de donde veníamos con pánico—, no lo sabemos, pero tenemos que irnos o sino tampoco viviremos.

Los ojos de la diosa se clavaron en él y desenfundó sus dientes.

—Loki.

—No—interrumpí con tono afable, riendo—, él es su seleccionado, amigo mio. Puedes confiar en él.

—Aun no confío en ti—escupió.

—Bien, entonces nos vamos para que los próximos salvadores vengan.—Miré a Carsten.—Vamos, no confía en nosotros, prefiere que Loki la tenga encerrada.

Él me miró rodando los ojos y camino hacia la mujer rodeada de nieve con cautela, y tampoco podía juzgarlo por qué ella estaba rodeada de cabezas de hielo con rostro extrañamente conocidos, como el de Njörd a pocos pasos de los pies de la diosa.

—Thrym—dijo ella de repente, escupiendo y haciendo que el frío de su poder viaje por mí espalda.

—¿Disculpe?—se detuvo Carsten sin comprender.

—Loki no me tiene encerrada—aclaró ella moviéndose de un lado al otro incómoda—, Thrym sí.

Carsten me lanzo una mirada confundida por encima del hombro, pero no respondí. El maldito destino hizo su presencia justo en el momento en que la diosa se ponía de pie y sacaba la maldita invitación a la boda de los pliegues de su bolsillo.

El corazón se me detuvo.

—¿Cómo...?

Y detrás de nosotros alguien chito y me volteé volviendo a la realidad. Temblaba, aún recordaba la sensación de estar muriendo hace menos de cinco minutos y todavía no sabía por qué o que demonios me había sucedido pero una cosa era segura, Loki estaba detrás de todo eso.

—Tenemos que irnos—bramó la diosa bajando de su pedestal con pesadez, como si tuviera tan poca energía como yo hace minutos.

No, nada era comparado con lo que yo sentí por qué me vi morir con los ojos de la serpiente observándome desde las sombras y su divertido siceo acariciandome el cuello como si se preparaba para quitarme la vida. Se acerca, había susurrado contra mí oído, es tu fin.

El Cuerno del Fin del Mundo [#2] ✔️.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora