10. ¡Devuélveme el maldito micrófono!. Oh lo siento, Fryssa se fue.

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***

Carsten.

[Fryssa no se encuentra disponible en este momento, es mi turno de contar la parte interesante de la historia. O sea, la mía]

—Siempre que me encuentro en una situación así, pienso ¿Qué haría Jesús?.

—Cerraría la boca—bufé molesto al insoportable dios de la mentiras que decidió acompañarme solo cuando ya estuvimos cerca de la antena.

—Se nota que no lo conoces—Loki parecía estarse divirtiendo mientras jugaba en su celular al solitario y lamia su estúpida paleta de frambuesa (y esto último lo sabia por que paso los anteriores minutos hablando de lo ricas que eran cuando la sumergias en un vaso de Coca Cola). Pasé le peso de un pie al otro, nervioso por lo que estaba por hacer, y lo mire ganar una partida con el máximo puntaje—, Jesús jamás puede mantener esa bocaza cerrada, ni siquiera cuando no tiene que decir. Por eso su padre lo echo del cielo.

Loki podía ser insoportable y a veces malicioso, pero no dejaba de ser un dios de miles de años que había vivido una vida normal y llena de lo que él denominaba diversión antes de meterse con Frigga.

—Estoy seguro de que la biblia dice que no fue así—negué recordándome que no era de fiar y subí al elevador que había detrás de las puerta de la antena. Gracias a Thor, literalmente, Fryssa había puesto en funcionamiento todo el parque por lo que las poleas comenzaron a moverse con chillidos gastados.

—La biblia era el diario intimo de Jesusito—saco la paleta de su boca y rodó lo ojos siguiéndome al pequeño cubículo que cerró sus puertas y comenzó a subir con pesadez—, obviamente leeremos solo su punto de vista.

Suspire.

—¿Por qué tengo el presentimiento de que me estas engañando?.

—Porque tienes serios problemas de confianza—encogió los hombros y siguió jugando con tu estúpido celular.

Llegar a la torre no fue difícil, creó que si yo hubiera ido solo todo el asunto se habría resuelto tan rápido como para volver a dormir antes de que toquen las diez, pero ya era tarde para reclamar algo, Fryssa tenia algún tipo de imán de problemas y monstruos que hacia todo un poco mas interesante, aunque no menos peligroso.

Saque a Sunny de mi bolsillo molesto por tener que soportarlos a ambos juntos y miré la hora en mi celular con la pantalla partida. El golpe de ese estúpido Troll me hizo volar por todo el parque y aterrizar en el suelo de costado, rompiendo el celular, parte de mis pantalones, clavándome el llavero en la pierna y de suerte no perdí una extremidad.

Solo por tener una misión importante no volví a pelear, me levanté buscando una manera de llegar a la torre y corrí como si no hubiera sido nada (Fryssa y su temperamento se ocuparían del resto).

Sujete el llavero frente a mis ojos y fruncí el ceño sacudiéndolo con molestia.

—Oye niña, despierta.

Nada. A veces era terca y caprichosa. Ese había sido el primer motivo por el que la metí dentro de ese frasco. Paso buena parte de la tarde quejándose y molestando con ordenes que ni siquiera Loki soportaría; luego me dijo algo que molesto (mas de lo que ya estaba por ser niñero de tremenda... dulzura) y fue el final de mi paciencia.

Lo sacudí con mas fuerza y Loki me lanzo una mirada aburrida.

—Eso es poco ético.

—Ético es que las niñas se porten bien—bufé al frasco—, pero ella no lo es así que yo puedo ser poco ético también.—Acerqué mi ojo abierto cerrando el otro y mire la diminuta luz dentro—¡Oye niña, despierta!.

El Cuerno del Fin del Mundo [#2] ✔️.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora