Lo que alguna vez fue un amplio vestíbulo del Ministerio, actualmente se había convertido en un campo de batalla plagado en sangre, destrucción y muerte.
El brillo del fuego desolador que brotó del suelo era el nuevo color que irrumpió la oscuridad del lugar.
El aire que normalmente rebosaba en magia y vida, se había pesado acompañado de un espeso ambiente parecido a un humo lo suficientemente fuerte como para hacer temblar de miedo incluso a los más valientes. Aquella esencia provenía de una sola figura: Vladimir Dragevi.
Los nosferatus restantes se lanzaron contra el rey de los vampiros, pero con simple movimiento de su mano una ola de llamas los incineró en un instante.
En menos de un segundo las restantes criaturas fueron convertidas en nada menos que cenizas.
Vladimir miró el montículo de polvo y se quedó unos segundos en una especie de trance.
Sus facciones se tornaron serias y se quedó con la mirada perdida en suelo para luego murmurar — Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres y al polvo volverás — su voz sonó levemente mecanizada, como si la frase no le perteneciera.
Tras ello, levantó sus orbes rojas y las clavó en Basilea.
En aquel momento, pareció como si recobrara la cordura y la ira volvió a emerger en su rostro.
— Te mataré.
Las palabras salieron de su boca dejando en claro que lo dicho eran un hecho.
Sin vacilar, arremetió contra la mujer lobo, pero antes de que pudiera llegar a tocarla Donovan se le interpuso.
El hombre lobo esperó el brutal choque contra el cuerpo del vampiro, sin embargo aquello nunca ocurrió.
Extrañado, abrió los ojos que había cerrado inconscientemente, para encontrarse cara a cara con Vladimir que se había detenido a escasos centímetros suyo.
El vampiro en un movimiento veloz lo cogió del cuello como si no pesara nada y lo azotó contra el suelo dos veces. Donovan aulló de dolor e intentó, vanamente, amortiguar el choque contra el suelo con sus brazos, sin embargo la fuerza del vampiro era superior a las suyas. La segunda vez que quiso usar sus manos para protegerse del golpe los huesos de sus brazos se quebraron como si fueran meras ramas secas.
Despojado de sus fuerzas y con ambos brazos colgando, el rey de los vampiros lo levantó por sobre su cabeza con su brazo estirado.
Sorprendentemente, Donovan todavía continuaba consciente y observó al vampiro con desprecio.
— Vete al infierno maldito vampiro — le escupió con odio.
Para su sorpresa y horror, Vladimir le regaló una sonrisa perversa.
— Sé que hay un lugar realmente especial en el infierno para mi... Y se llama trono.
De su mano libre brotó una llama de fuego que se esparció por sus dedos hasta su palma, la cual colocó sobre la parte izquierda del rostro de Donovan. El hombre lobo gritó y retorció su cuerpo con desesperación mientras un putrefacto olor a quemado se esparció por el lugar. Al mismo tiempo, un círculo de llamas rodeó a Vladimir impidiendo que alguien se le acercara, lo que otorgó todo el tiempo que quiso para torturar a Donovan.
Tras largos minutos, el rey de los vampiros finalmente soltó al hombre lobo y lo arrojó lejos de él. El enorme cuerpo del licántropo cayó al suelo inerte.
Basilea observó a su beta, aterrada, ¿estaba muerto? No tenía como saberlo.
Sin saber que hacer, la mujer lobo observó a Vladimir fugazmente y tragó en seco al admitir que su poder y capacidades eran nada comparados con los del vampiro.
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Corrompiendo tu alma negra: sombras del pasado
FanfictionValerie Deanoff lleva años lejos del mundo mágico en búsqueda de Tom Riddle luego de su misteriosa desaparición de la prisión de Azkaban. Sin embargo, la vampira deberá regresar para un evento importante de sus viejos amigos, sin saber que su retorn...