Capítulo 22: La profundidad de las heridas

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— Agradece que Potter piensa bien sus palabras antes de actuar... Tu vida se ha extendido por una noche más Riddle, yo que tu pensaría bien tus siguientes acciones... No contarás siempre con la ayuda del resto.

Tom Riddle clavó sus orbes en la espalda del vampiro cuando abandonó el vestíbulo. Ignoró al resto de los presentes y su mirada destiló odio puro.

¿Quién se creía que era para hablarle así? ¿Acaso Vladimir pensaba que ahora creería en sus amenazas?

Si hubiera deseado lo podría haber matado hace años, por lo que dudaba que fuera a hacerlo ahora y mucho menos ante la presencia de Valerie. Después de todo, las palabras de Potter le hicieron percatarse de ese importante detalle: Valerie jamás perdonaría al rey de los vampiros si es que él llegara a asesinarlo.

Aun que tampoco podía confiarse plenamente en ello, ya que estaba cruzando agua agitadas y su embarcación no estaba exenta de hundirse.

Sabía que su actual relación con Valerie era muy compleja y dudaba que ella tomara partido por él. Como si eso no fuera suficiente, tampoco había pasado por alto la nueva y cercana dinámica que había comenzado a desarrollar con Vladimir.

Estaba claro que los esfuerzos del rey de los vampiros no eran en vano, pero no sabia cual podía ser el resultado de todo ese trabajo y tampoco planeaba averiguarlo.

Porque si algo tenía bien claro era que Valerie Deanoff podía ser sumamente orgullosa si así lo requería y estaba claro que ni Vladimir ni él tenían un camino fácil por recorrer. Aunque, ¿quería él adentrarse en la vía de recuperar a la vampira?

Era esa disyuntiva la que carcomía sus pensamientos y apretaba su pecho pues estaba descubriendo que realmente se encontraba perdido. ¿Qué era lo que realmente deseaba en estos momentos?

Bien podía quedarse de brazos cruzados y ver si los intentos de Vladimir lograban rendir frutos o no, como también podía tomar cartas en el asunto. Sin embargo, tenía claro que si decidía tomar acciones para recuperar a Valerie debía agachar la cabeza y tragarse todo su orgullo.

¿Podría hacerlo? ¿Era posible que ganara la disputa? ¿Era realmente una batalla por recuperar a Valerie lo que quería hacer o simplemente era el hecho de competir contra Vladimir por ver quien lograba quedarse con ella?

El mago respiro hondo varias veces.

Era poco probable que la vampira pudiera perdonarlo. Tras diez años ignorándola ¿cómo iba a pasar por alto ese error y abrirle los brazos para que estuvieran juntos? Imposible. Más, se negaba a aceptar una derrota tan rotunda.

El sonido de un portazo por donde desapareció el rey de los vampiros obligó a Riddle a salir de sus cavilaciones, pero se dio cuenta de una resolución que venía dando vueltas en su mente hace tiempo y ahora tomó fuerzas: no importaba cuales fueran los planes de Vladimir, él no dejaría que usara a Valerie para su beneficio.

Y fue entonces que tomó una decisión, tal vez ya era muy tarde para hacer algo respecto a la vampira, sin embargo si él no podía recuperarla por lo menos se aseguraría que Vladimir tampoco lo lograra, para que de esa forma ella fuera libre de los hombres de su pasado.

***

— Entonces... ¿Necesitas sangre o algo parecido? Ya sabes, lo usual que consumen los vampiros como tu — dijo Ron, quien junto a Dolohov habían cargado a Razvan hacia una de las habitaciones de la mansión para que pudiera reposar ante la brutal herida que comenzó a sanar lentamente.

El ex mortifago le dedicó una mirada de espanto ante sus palabras, pero Razvan solo rió entre dientes y se recostó en la enorme cama de dos plazas.

— Estaré bien, solo requiero descansar un poco. Además, fue un castigo impuesto por el rey y que lo merecía, heridas como estas no deben ser sanados bebiendo sangre, pero gracias por la oferta.

Corrompiendo tu alma negra: sombras del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora