—Alguna vez haz pensado... ¿Qué harías con tu vida si pudieras irte de aquí?
—¿Tu crees que algo me retiene? —le respondió él con sarcasmo.
—Solo responde mi pregunta —replicó ella.
Un incómodo silencio fue la única respuesta que obtuvo.
—Si pudiera... Me encantaría irme lejos, recorrer las costas y conocer el mar. Según lo que dicen, es uno de paisajes más bellos que existen —señaló ella de manera repentina—. Desearía comprobar si es tan vasto como lo describen o simplemente poder admirar la belleza de algo que solamente he leído en libros.
Azriel giró el rostro para estudiar a Valerie. Sus facciones estaban relajadas y una mirada soñadora adornaba su semblante mientras sus ojos estudiaban el cielo.
Repentinamente, una débil ráfaga de viento meció su cabello y la mente de Azriel fantaseó con una escena.
El vasto océano ante él, el frío de la arena cuando sus pies se enterraran en ella, el gélido viento golpeando su cuerpo, pero sobre todo imaginó el sol iluminando las facciones de Valerie cuando chapoteara entre las pequeñas olas de la orilla. La calidez de su sonrisa, su pelo ondeando con el viento y la alegría de su mirada de compartir con él ese momento.
Inconscientemente una sonrisa se asomó en sus labios, porque si pudiera, la llevaría con él a donde ella quisiera.
—Si... —le respondió sin dejar de mirarla—. También me gustaría conocer el mar.
La escena cambió abruptamente.
—¿Te da miedo estar a solas conmigo? —le preguntó él observándola con atención.
—No.
—Deberías...
—Lo sé...
—¿Y cuál sería la razón por la que estás acá entonces? Sabes que no corresponde y no soy...
—Se que no es correcto... Que una dama no debería hacer estas cosas y menos estar cerca del infame forastero —aquellas palabras hicieron que su pecho se apretara—. Pero me es imposible temer a quien quiero tener a mi lado —murmuró ella avergonzada. Se le acercó, tomó los bordes de su chaqueta y enterró su rostro sobre su pecho.
Azriel bajó la vista, asombrado.
Tras unos segundos, Valerie levantó el rostro y él pudo notar las lágrimas que amenazaron con escapar de sus ojos.
—No me dejes sola, por favor... —murmuró ella.
—Jamás —le respondió él sin dudarlo.
La abrazó y la pegó lo que más pudo contra él para sentir la suavidad de su piel, la calidez de su cuerpo y la delicadeza de su respiración contra su pecho. Porque tenerla cerca era un tesoro que nunca pensó encontrar y no dejaría que nada se lo arrebatara.
Ella era la luz en su oscuridad, su faro entremedio del abismo que había sido su vida en los últimos años y no pensaba perder el norte que tanto le había costado encontrar.
Las imágenes de un pasado casi olvidado volaron en su mente.
Aquellas orbes, que en su momento fueron hermosos faros café caramelo que lo miraron con tanta devoción y amor, habían sido reemplazadas por un burdeo cargado en desprecio y dureza.
A su vez, se percató como su cuerpo se tensó al verlo, pero levantó su mentón con seguridad y determinación.
Fue un tenso baile de miradas, en el cual ninguno estuvo dispuesto a desviar sus ojos del otro para mostrar algún grado de vulnerabilidad.
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Corrompiendo tu alma negra: sombras del pasado
FanficValerie Deanoff lleva años lejos del mundo mágico en búsqueda de Tom Riddle luego de su misteriosa desaparición de la prisión de Azkaban. Sin embargo, la vampira deberá regresar para un evento importante de sus viejos amigos, sin saber que su retorn...