Capítulo 24: Dañar lo que es mio

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Riddle observó como la vampira se arrodilló en el suelo y le dedicó una mirada de estupefacción y miedo.

— Tom... Soy yo...

— ¡No me mientas! — bramó él y agitó su varita.

Un maleficio de color rojo salió volando contra Valerie, la golpeó de lleno en el pecho y dejó escapar un gemido de dolor.

— ¿Qué haz hecho con ella?

— No sé... — la vampira tosió y escupió sangre. — No sé de qué estás hablando.

— ¡HE DICHO QUE NO ME MIENTAS!

Riddle furioso y con su magia a punto de explotar se le acercó y le clavó la varita en el cuello con extremada fuerza.

— Se que no eres Valerie... — le susurró amenazante. — De alguna forma es su cuerpo eso lo sé, pero no eres ella.

Inmediatamente las facciones de la vampira cambiaron y una sonrisa maliciosa brotó de sus labios sumado a una mirada altiva.

— Que perspicaz eres — se burló ella y las facciones del mago se endurecieron. — ¿Qué ocurre Lord Voldemort, no te gustó jugar y saborear un poco a tu querida vampira?

La ira se apoderó de cada extremidad de Riddle, quien sin siquiera pensarlo murmuró — Crucio.

Un aullido de dolor salió de los labios de la vampira con rapidez y cayó de rodillas con la respiración agitada. Ella no era Valerie, él bien lo sabía. No solo sus palabras lo habían dejado en claro, conocía perfectamente la resistencia y poder que tenía y podía resistir con facilidad una de sus maldiciones imperdonables. Sin embargo, la pregunta que lo carcomía era ¿quién estaba controlando el cuerpo de Valerie?

La vampira logró ponerse de pie unos segundos después, se apoyó con dificultad contra la pared y sonrió con maldad ante la ira que adornaba el rostro del mago.

— ¿Qué ocurre, Riddle? ¿Molesto porque no pudiste probar más del cuerpo de tu vampira? — río desquiciadamente. — Que lastima, pensé que la estábamos pasando bien.

— Haz cometido un grave error — le amenazo el mago y volvió a levantar su varita, apuntándole.

— ¡Riddle! ¿Qué estás haciendo?

— Parece que tenemos público — murmuró la vampira con oscura perversidad cuando la voz de Draco Malfoy resonó en el pasillo.

El resto de los presentes, alertados por el estruendo de la pared destruida, observó la escena aterrados y pasmados.

La ropa de Valerie estaba rota, llena de polvo mientras un hilo de sangre descendía de su boca. Sin embargo, la sonrisa siniestra en sus labios no correspondía con sus usuales facciones, lo que dejó a todos extrañados.

De improviso y como si fuera por medio de una ráfaga de viento, el cuerpo de la vampira fue obligado a pegarse contra la pared y se elevó un metro del suelo. Sus brazos y piernas quedaron extendidas y su rostro imposibilitado de moverse.

— Nunca despegues los ojos de tu enemigo — murmuró Riddle destilando odio.

La vampira intentó librarse del agarre invisible, más no tuvo éxito.

— ¿Qué harás ahora, Riddle? ¿Torturarme hasta que pierda la consciencia?

— Tu así lo haz querido — le respondió sin dudarlo el mago.

¿Estaba bromeando verdad? Él no podía... ¿Realmente iba a torturarla?

— ¡RIDDLE!

El joven Draco golpeó furioso la barrera mágica que había emergido frente a él y los demás, impidiéndoles acercarse.

Corrompiendo tu alma negra: sombras del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora