Los colmillos y aquellos ojos sedientos en sangre parecían no tener fin. ¿Era acaso lo último que recordarían una vez perecieran?
La risa de Azriel adornó el ambiente, como si sentenciara el resultado inevitable. Incluso con la gran capacidad mágica de los magos y brujas, la horda de nosferatus no parecía terminar jamás.
Razvan e Ileana acababan con lo que se ponía en su camino, sin embargo parecía ser en vano.
¿Serían capaces de aceptar la derrota?
***
Minutos antes.
Estúpido.
Riddle no tenía otra palabra para describir cómo se sentía en aquellos momentos y más con la sonrisa maniaca que Azriel le dedicó.
—Patético —le susurró Razvan al mago mientras que sus extremidades se tensaron frente al enemigo.
—Por favor, Becali... No puedes culpar al pobre hombre de querer hacer algo por Valerie —le reprochó Azriel con ironía. —¿No habrías hecho lo mismo estando en su lugar? A veces el amor nubla tus pensamientos, aun más cuando la ignorancia abunda en la mente de los débiles.
Riddle apretó su varita hasta que sus nudillos se pusieron blancos.
—Su pequeña discusión los hizo olvidar el por qué nos encontramos aquí... No pierdan el horizonte mis estimados, es un detalle relevante al momento de enfrentar al enemigo —agregó Azriel con tono aburrido, pero luego les regaló una mueca altiva —,aun que sin su presencia nunca hubiera obtenido esto.
— Carnwenna —murmuró Dolohov horrorizado al ver la daga en manos del vampiro.
—¿Eso es una daga? —preguntó Abraxas desconfiado.
—Es un arma legendaria —señaló Dolohov —y un artefacto muy peligroso.
—Y no serán dignos de admirar su poder, pues estará destinada a que la use con una sola persona —dijo Azriel interrumpiéndolo—. Un espectáculo que, lamentablemente, no podrán observar.
El suelo tembló y de entremedio de los cimientos de Stonehege aparecieron casi ciento sesenta nosferatus. La cadencia de sus pasos resonó en todo el lugar, todos alineados entre sí, marchando con sus colmillos amenazantes y sus orbes rojas destilando en un deseo de sangre.
—¡Bañense en su sangre! — rugió el vampiro—. ¡La muerte no puede esperar más!
Mientras la horda de nosferatus se abalanzó contra sus enemigos la risa maquiavélica de Azriel, llena de ironía y desprecio surcó los aires. Era un sonido cargado en burla y cinismo, como si el vampiro se regocijara en la desgracia ajena.
Cada carcajada estaba acompañada por un gesto facial diabólico, con sus ojos brillantes en malicia y una sonrisa retorcida que reveló sus perversas intenciones.
***
Razvan gruñió de dolor cuando múltiples colmillos perforaron su pecho y brazos, sin embargo de un veloz golpe alejó a los nosferatus. Todo a su alrededor se sentía pegajoso, cálido y empapado en sangre. ¿Era acaso su sangre o la de sus enemigos?
Percibía sus extremidades pesadas y lentas, pero no sentía dolor alguno. ¿Se encontraba bien? ¿Aparecería el dolor en algún minuto?
Respiró agitadamente, e intentó controlar su capacidad de curación y centrarla en las heridas más graves, pero su propio cuerpo le traicionó. Sus piernas fallaron y cayó de rodillas al suelo. Se observó las manos y el pecho ahora tintados en rojo.
Aquella era su sangre.
¿Esto acabará en algún momento?, se cuestionó el vampiro, agotado. Sus piernas no parecían querer responder, pese a que necesitase levantarse para continuar. ¿Quedarse ahí, indefenso, era lo único que le quedaba por hacer?
Al levantar la vista, una nueva turba de nosferatu se abalanzó sobre él. ¿Qué tan malo podía ser cerrar los ojos un par de segundos y que todo acabara?
— Lo lamento Valerie... —susurró.
—No tienes permiso para abandonar a tu reina —resonó una voz en su cabeza.
***
En medio del fragor de la batalla, donde el destino de los magos y brujas parecía oscuro y cruel, un estruendo ensordecedor rompió el ambiente. El aire se volvió denso y caldeado, mientras el cielo se oscureció.
De repente, un torbellino de llamas se elevó desde el suelo, girando con ferocidad y crepitando con una intensidad abrasadora. Aquellos nosfertus que tuvieron la fortuna de ser tocados por el fuego encontraron una rápida muerte.
El resto de los presentes sintió una oleada de calor sofocante que envolvió sus cuerpos, haciéndolos sudar y dificultando su respiración.
El viento generado por el remolino golpeó sus rostros con ardientes ráfagas, como si estuvieran siendo azotados por la misma furia de las llamas. El ruido ensordecedor del fuego llenó sus oídos, como si estuvieran en el epicentro de un incendio descontrolado.
El remolino giró sin descanso, mientras que cada chispa y lengua de fuego parecía cobrar vida, generando un espectáculo hipnótico, pero aterrador. Repentinamente, entre las llamas una figura surgió majestuosamente, desafiando al fuego que lo rodeaba. Los magos y brujas quedaron atónitos al presenciar la asombrosa escena, como si tuvieran ante ellos un ser de otro mundo.
El fuego reveló lentamente la presencia de Vladimir, envuelto en una luz ardiente y resplandeciente. Su cuerpo parecía estar hecho de llamas vivas, con destellos danzando a su alrededor. Cada paso que dio dejó un rastro de fuego a su paso como si estuviera en completa armonía con las llamas que lo rodeaban, acompañado de un aura imponente que irradiaba poder y temor.
Fue entonces cuando el rey de los vampiros se abalanzó contra los nosferatus, quienes al sentir el calor abrasador que emanó retrocedieron instintivamente.
El aire se volvió aun más pesado y la intensidad del fuego llenó los sentidos de los magos y brujas dejándolos aturdidos, mientras escucharon una risa enloquecida.
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¡No pude esperar a mañana para publicar este capítulo!
No se preocupen que el siguiente ya está casi listo.
Nos vemos el próximo lunes.
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Corrompiendo tu alma negra: sombras del pasado
FanficValerie Deanoff lleva años lejos del mundo mágico en búsqueda de Tom Riddle luego de su misteriosa desaparición de la prisión de Azkaban. Sin embargo, la vampira deberá regresar para un evento importante de sus viejos amigos, sin saber que su retorn...