Capítulo 2: Las noticias vuelan

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- Valerie Deanoff regresará a Londres, ha decidido suspender por un tiempo su trabajo de Embajadora y por ahora se quedará a cargo del Departamento de Búsqueda de Objetos Milenarios Perdidos - dijo Kingsley.

- ¿Necesita que realice un comunicado, señor Ministro?

- ¿Cuántas veces te he dicho que me llames Kingsley si estamos los dos solos? - el mago rió. - No, Hermione, te lo cuento para que le digas al resto de tus amigos que su querida vampira viene de regreso y creo que, por fin, se quedará por bastante tiempo en Londres. Tomate un par de días, después de todo tienes que terminar los últimos detalles de la boda de tu mejor amiga.

Hermione Granger, a sus veinticinco años, se había convertido en la bruja más joven en ser la subdirectora del Ministerio de Magia. Atrás había quedado la niña de pelo desordenado y con la nariz pegada a los libros. Si bien continuaba siendo una amante de la lectura, los años la habían pulido para ser una mujer ágil, una gran duelista y sobre todo, una hábil bruja en el mundo de las relaciones mágicas.

Su vestimenta, pulcra y ordenada, era la combinación perfecta entre la ropa del mundo mágico con cierto toque muggle. Vestía unos pantalones negros ajustados, una camisa blanca tapada por un blazer negro y sobre el una capa verde oscuro abierta por los costados que cubría su torso y dorso. Una "M" mayúscula dorada descansaba en el lado izquierdo de su pecho, mientras su pelo, ahora menos ondulado caía suavemente por su espalda.

La bruja caminó apresuradamente por los pasillos mientras la conversación con Kingsley se repetía en su mente y una enorme sonrisa iluminó su rostro. ¡Valerie regresaría! ¡Y su mejor amiga se casaría, por fin, con su mejor amigo! En sus últimos años escolares, Harry y Ginny comenzaron una hermosa relación la cual con los años se fue fortaleciendo. Los dos, decididos a tomarse las cosas con calma, se enfocaron en trabajar arduamente en sus carreras y hace ya, un año, Harry había tomado la decisión de decirle a Ginny que se fueran a vivir juntos, lo que generó una ola de noticias en los medios. Dicha acción, finalmente, se tradujo en que dos meses después de compartir un mismo techo el mago de lentes se arrodillo y le pidió matrimonio a la mujer que amaba.

Hermione llegó al piso del Departamento de Aurores, se paró frente a una puerta de vidrio que decía "Jefe del Departamento de Aurores: H.J. Potter" y tocó la puerta con demasiado entusiasmo - ¡Adelante!

La bruja ingresó a un amplio despacho, en el fondo había un enorme escritorio de madera lleno de papeles, en el lado izquierdo dos grandes estanterías negras se encontraban llenas de varios pergaminos que cubrían la pared mientras que, a la derecha, un mueble con trofeos y fotografías adornaban el lugar, el despacho en si tenía cierto desorden que lo volvía armónico, y Hermione sabía perfectamente que su amigo no era muy fanático del orden.

Detrás del escritorio Harry Potter se puso de pie con una amplia sonrisa en su rostro. Su mentón, mejillas y borde de los labios estaban cubiertos por una gruesa pero bien cuidada barba negra. Su desordenado cabello ahora estaba largo, el cual, en lo que se veía como un vano intento por despejar el rostro se encontraba amarrado en un rápido moño dejando algunos mechones sueltos que caían sobre la cara del mago.

Vestía unos zapatos altos que le llegaban hasta las canillas de color negro, mismo color que tenían sus pantalones de tela gruesa, en el torso superior tenía una camisa gris con el cuello abierto y sobre esta una chaqueta delgada negra cerrada con tres tiras que cruzaban su pecho de manera horizontal, cada una con broches dorados. En su cadera descansaba un cinturón negro con una gruesa hebilla también de color dorada y sobre sus hombros reposaba una gruesa gabardina roja, la cual en su interior era peluda y de color blanco. Aquella gabardina era la chaqueta preferida de Harry, había pertenecido a Sirius, y le daba un aspecto rebelde, pero atractivo. Sus ojos verdes continuaban detrás de unos anteojos redondos y su singular cicatriz con forma de rayo se lograba vislumbrar levemente entre los mechones de pelo.

Corrompiendo tu alma negra: sombras del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora