Capítulo 29: El iuro

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No se supo en que momento las cosas cambiaron tan drásticamente.

En un principio, Valerie sostenía una postura segura y poderosa, dejando en claro que no sería un rival sencillo, mientras que Ileana la observó con cautela. Sin embargo, aquello contrastaba con la escena actual, en donde la general volvió a herir a la reina con la espada que cargaba en la mano.

No estaba claro en que momento de la pelea Ileana extrajo el arma, pero con o sin ella fue evidente de que lado estaba la balanza, más aun cuando por quinta vez la vampira logró herir a Valerie con facilidad.

A pesar de su evidente ventaja, el rostro de la general parecía cada vez más furioso con cada ataque con el que lograba dañar a su contrincante, lo que generó que sus arremetidas fueran aun más brutales. No solo le estaba ganando, sino que le estaba dando una completa y absoluta paliza.

Greyback apretó los puños y de reojo observó a los magos y brujas que estaban a su lado. Abraxas y Albus tenían sus rostros tensos y los labios comprimidos en una línea. Los jóvenes, por su parte, miraron la escena con los ojos abiertos por el terror.

Sin embargo, el hombre lobo estudió el semblante de Razvan, quien se había cruzado de brazos mientras que en su rostro descansaba una mueca despectiva.

Cuando la espada de Ileana logró cortar nuevamente la piel de Valerie, Fenrir no pudo evitar dar un paso hacia ella completamente sumido en la ira, pero con un ágil movimiento Razvan lo detuvo sin siquiera mirarlo.

—Ni lo intentes.

—Le está dando una paliza —señaló Greyback como explicación.

—Es parte del iuro y ante eso no podemos hacer nada al respecto —se limitó a responderle el vampiro.

—Podría matarla.

—Lo dudo.

El hombre lobo pestañeó varias veces, extrañado.

—¿Cómo puedes estar tan seguro?

—Porque —el vampiro despegó la vista de la pelea y clavó sus orbes rojas sobre él—, parece que no te haz dado cuenta, pero si observas con detalle veras que Valerie está dejando que le den una paliza....

***

—¡Pelea! —gritó Ileana violentamente—. ¡Por la mierda, pelea! —acometió nuevamente contra Valerie y le golpeó el estomago con un puñetazo—. ¿Por qué demonios no te estás defendiendo?

Valerie se tambaleó hacia atrás, se apoyó en sus rodillas y respiró con dificultad.

—¿Estás molesta conmigo?

La pregunta pareció una burla en sus labios y los nudillos de Ileana se tornaron blancos de tanto apretar su espada con ambas manos.

—¿Molesta? ¿MOLESTA? —bramó la general—. ¡Nos abandonaste! ¡Nos dejaste solos! —se movió con rapidez y tomó del cuello a Valerie—. Todo este tiempo... Llegamos a pensar que algo te había pasado ¿¡y ahora se te ocurre volver como si nada!? —la zarandeó con fuerza.

Con su mano libre, levantó su espada y le golpeó el rostro con la empuñadura. La sangre no dudó en brotar de los labios de Valerie que gimió del dolor y la sorpresa.

Ileana la lanzó lejos de ella y la vampira rodó por el suelo quedando tirada. Tras unos segundos, se levantó con una lentitud tortuosa y escupió sangre.

—¿Te dignarás a combatir conmigo?—volvió a decirle la general.

—Merezco tu ira, tu odio... Les fallé —murmuró Valerie con debilidad.

Corrompiendo tu alma negra: sombras del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora