Capítulo 8 - El Informe (Parte 3)

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HISTORIA ― 20 de junio de 2991

A pocas horas para que llegara el mediodía, Adlar, Aomar y Aladar terminaron agotados después de haber corrido cinco vueltas más que sus compañeros en el sendero de resistencia.

Comenzaron la marcha con los del barracón amarillo, los primeros en salir, y terminaron con los del barracón azul, acompañados por un sargento que los supervisaba. Una vez que el suboficial se retiró, se encontraron con Afnar y el resto de su grupo. En ese momento, Adlar sintió que la situación no podía empeorar más, reflejando en su rostro una mezcla de cansancio y disgusto al ver a su rival.

―¿Disfrutando del entrenamiento extra?― Preguntó Afnar, burlándose de Adlar, quien estaba arrodillado en el suelo, recuperando el aliento.

―Hasta ahora― respondió Adlar jadeando.

Aomar y Aladar se levantaron del suelo con esfuerzo, tratando de alejarse del posible enfrentamiento que pudieran tener los dos adversarios, con el temor de que les pillarán a ellos también en la pelea y terminaran castigados otra vez.

―Disfrutas de verme sufrir, ¿verdad?― insinuó Adlar mientras se levantaba del suelo e intentaba estar a la misma altura que Afnar, aunque este le sacaba más de dos pares de centímetros de altura.

―Lo cierto es que no― respondió Afnar ―. No has pedido al supervisor confesar lo que es tu familia.

―No formaba parte de la apuesta, fui derrotado, pero no por él― contestó Adlar desafiando a Afnar con la mirada.

―No, pero fuiste derrotado. Y la apuesta era que, si te derrotaban, cosa que ha sucedido, y sin importar si ha sido a manos de Aladar o no― fue aclarando Afnar ―, entonces tú pedirías permiso para enviar una justificación tuya, en la que dirías lo que es tu familia.

―No pienso hacer tal cosa.

―¿Te atreves a desafiar a Oriennón, y no cumplir con lo que hemos prometido?― Inquirió Afnar clavando sus ojos verdes en los de Adlar.

―No creo que Oriennón quiera meterse en asuntos tan mundanos como este― contestó Adlar ―. Y pongo en duda que, si hubiese sido diferente el resultado, tú cumplieras con tu parte del trato. Eso no sería muy gratificante para ti.

―Lo reconozco, si hubiese perdido, no estaría gritando de la emoción para decir tal ofensa― admitió Afnar ―. Pero la habría cumplido de todas formas, porque es una promesa que hice... si no valiera para ser un hombre de palabra, ¿qué clase de líder sería? ¿Uno que se engaña a sí mismo?

Adlar no podía tolerar seguir hablando con aquel sujeto que se hacía el noble, cuando él sabía que solo decía aquellas cosas con el fin de molestarlo.

―Ya, es fácil decirlo cuando no estás entre la espada y la pared― Adlar se encaró con Afnar, temiéndose otra pelea ―. No voy a hacerlo.

Pasaron unos segundos de silencio, esperando escuchar Adlar y los presentes la respuesta de Afnar, quien se mantenía quieto, cruzado de brazos, y mirando con seriedad a Adlar.

―Muy bien, haz lo que quieras― fue lo que dijo Afnar, mientras daba media vuelta y se iba del lugar.

Todo el séquito, incluido Adlar, se mostró sorprendido ante la respuesta de Afnar, quien se iba sin mostrar importancia al asunto ―a pesar de que fue él quien insistía―. Todos sus compañeros del barracón negro lo siguieron, quedándose atrás Aomar, mirando con recelo a Adlar, quien se quedaba solo, pensando en lo que había sucedido.

* * *

27 de abril de 2991

El grito desgarrador de aquel joven pelirrojo hizo que se le revolviera el estómago a la joven Astrar Romsen. No era alguien que disfrutara ver morir a los demás, irchenos o no irchenos, y el hecho de ver, y escuchar, a aquel joven gritando de forma agonizante, pidiéndole ayuda a todos aquellos que fue nombrando, solo hizo que sintiera pena por él. Ella sabía que era un enemigo que perturbaba la seguridad de los suyos, pero ver que en el último momento mostraba arrepentimiento, y solo quería piedad, provocó en Astrar una sensación de pena; pero, ¿cómo podía mostrar esas emociones que iban pasando por su cabeza? ¿Cómo se lo podía decir a alguien que fuera ircheno, después de haber perdido a varios compatriotas a manos de aquel asesino? ¿La entenderían?...

Las Guerras de Oriennón (Volumen 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora