Capítulo 3 - Dadle agua

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HISTORIA ― 19 de abril de 2991

En la sala de reuniones del Castillo de Irchar, la gobernadora Leaniar Gaber estaba sentada junto al teniente general Breutar Ulbert, quien ejercía de General interino, y el representante del Consejo, Misnar Peiser, a su derecha. Frente a ellos, se disponían en distintas mesas los delegados de las tres órdenes encargadas de la seguridad de la ciudad.

A la derecha de Misnar Peiser, se encontraban los tres miembros más importantes de la Orden de los Consejeros. Destacaba la "Mano Derecha", una mujer de mediana edad con el cabello rapado, vestida con la túnica blanca reglamentaria, mientras que el Maestre Peiser llevaba una túnica gris y un medallón de oro con el emblema de un libro dorado custodiado por dos espadas cruzadas.

En el centro de la sala, los tres líderes de la Fuerza Oculta. El líder de la Orden, Señor Erathor, un hombre de mediana edad y piel bronceada, estaba acompañado a su derecha por su aprendiz, el capitán Jeigar Gernan, un joven de poco más de veinte años y el miembro más joven en alcanzar un alto rango.

En la última mesa, los representantes del ejército de la ciudad. Dresar Gront, Jefe de la Guardia, un hombre alto y musculoso con cabello largo y dorado y una barba oscura, encargado de la guarnición y mentor de espada de Adlar. A su lado, la general Mariar Galí, una mujer alta y fuerte con cabello oscuro y largo, responsable de las fuerzas terrestres y de los informes sobre los reclutas. Junto a ellos, el almirante Aprar Gerald, un hombre delgado con poco cabello, representaba a la flota irchena.

Como en todas las reuniones, cada mesa informaba de los progresos y noticias que eran de suma importancia para la nación isleña. No obstante, en los últimos años, cada vez iban teniendo más importancia y participación en las reuniones la mesa de los consejeros, informando sobre los avances en la economía, salud, y demás sucesos relevantes para la vida del pueblo ircheno.

En cuanto a la mesa de los representantes del ejército, solo hablaban de algún altercado de importancia en las calles ―en las que últimamente se hablaba de formaciones de bandas criminales en los barrios extranjeros―, otras nuevas de gran importancia que podían ofrecer, era sobre los posibles candidatos que podrían ser nuevos miembros para la Fuerza Oculta, y los progresos sobre la generación más cercana a Adlar ―jóvenes que nacieron en el mismo año que él, hasta los que son once meses mayores que él―, con el fin de conocer a los posibles participantes para las pruebas del General de Irchar.

Y en la mesa de la Fuerza Oculta, de vez en cuando hablaban de temas relacionados con las pocas misiones que eran de su incumbencia, puesto que estaban limitados a realizar aquellas que fueran una amenaza de mayor grado.

Durante esa reunión, hablaban sobre los preparativos del desfile, planificando la seguridad de las zonas por donde iban a pasar los soldados que iban a desfilar.

―Los miembros de la Fuerza Oculta, se situarán en los tejados de las casas de los edificios que están señalados en este plano, en caso de que vean alguna amenaza, deberán interceptarla con armas convencionales y de forma discreta― informaba el Jefe de la Guardia, señalando las cruces rojas que habían dibujadas en el enorme plano de la ciudad que se encontraba colgado en una pizarra.

―Los escuadrones más experimentados serán los encargados de velar por la seguridad de la población― fue lo que dijo el señor Erathor, apoyando todo lo que decía su compañero. Aunque en vista del aburrido capitán Jeigar Gernan, parecía decirlo por decir algo, como en casi todas las reuniones.

―Yo tengo una pregunta― se pronunció el capitán Gernan, dejando de rasgar con el dedo una grieta que tenía en su lado de la mesa ―. Sí el enemigo tiene algún explosivo, ¿se puede dar uso de... otro tipo de arma?

Las Guerras de Oriennón (Volumen 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora