11: Contra las sospechas

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Eiden esperó un momento más para asegurarse de que Erick haya dejado la habitación por completo.

¿Que se supone que haría?, Estaba en ropa interior y no podía hacer nada por qué el maldito armario estaba cerrado y se que muchos de ustedes pensarían "¿No que ella lo destruye todo?", si lo sé pero no es tal facil.

Ella destruye sin darse cuenta, y eso es lo que trae problemas si los causará a propósito no se podrían imaginar que pasaría.
La chica se decidió por ir a su casa en busca de la ropa que había dejado allá, así que tomó ropa del sesto de ropa sucia (sin comentarios) y salió de la habitación a hurtadillas.

Las calles estaban tranquilas, incluso la gente paseaba a compañía mientras que ella iba de lo más apurada con cara de pocos amigos por el olor a 365 días de su ropa; en cuanto llegó al frente de su casa un sigilo se apoderó de ella y comenzó a caminar con cuidado hacia la puerta, como era de esperarse estaba abierta así que sin hacer ruido entró.

Con apuro corrió escaleras arriba y se sorprendió, los pasillos llenos de ropa tal vez sucia y un desorden digno de tener su nombre y apellido pero en realidad le pertenecia a Yael, ignorando ese echo se dispuso a caminar esquivando los desastres hasta llegar a la puerta de su cuarto; una cara de confusión se dibujó donde va su rostro.

-pero...- la chica no encontró palabras

Su ropa al parecer ya no era su ropa, no había nada allí solo desorden en el suelo ni siquiera una cama estable o uno de esos postes de ponis que solían decorar su verde pared

Escuchó la puerta y su cuerpo dió un respingo, su corazon se agito como si se diera un susto y miró a todas partes desesperada; saltó en su posición y como no encontró escondite salió corriendo por los pasillos olvidando el desorden que para su mala suerte era mucho, mientras corría en una leve distracción perdió los sentidos al estampar su cara contra un posted de "STOP" que Yael tenía en su puerta, sin terminar de recuperarse se levanto del suelo buscando volver a correr pero resbaló con tal vez el en envoltorio de un helado llevándola a caer por las escaleras.

Podia sentir como su cuerpo golpeaba cada escalón que bajaba, lo firme del golpe, y lo rapido de la situacion, hasta parecía algo planeado, su cuerpo terminó de rodar al golpear el gabinete de fotos que había en la sala y este se volcó sobre ella.

-¿Eiden?- escuchó la voz de su hermano

Aun no estaba segura de si estaba delirando, tenía un dolor punzante en su cabeza y dolía todo su cuerpo, incluso se le dificultaba ver y oir, pero si pudo intensificar la imagen que estaba frente suyo.

El rubio de azules ojos y cabello lacio estaba ahi mirándola como si no le sorprendiera, este tenía una bat en sus manos y apenas podia distinguir lo que llevaba puesto.

-¿que estas haciendo aqui?- preguntó sin siquiera acercarse

Eiden con algo de dificultad se quitó de encima el gabinete y hizo su esfuerzo de levantarse hasta quedar derecha.

-¿donde están mis cosas?- fue lo que preguntó la rubia que respiraba forzado frente a él.

-no vives aqui, si quieres ropa comprala- fue la respuesta de su hermano que de inmediato soltó el bat

-era mi ropa Yael, ¿con que maldito derecho vienes y te deshaces de ella?- le grito Eiden ignorando su dolor

-con el derecho que se me viene a la gana, tu no vives aqui, asi que ve a quejarte con uno que este dispuesto a aguantarte- este le señalo la puerta

-mamá va a saber esto, ¡se lo voy a decir maldición!- le grito la chica

Él dejó que se le escapara una risa hipócrita y despues se acerco a ella.

Un Contratiempo InfantilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora