1: Contra su Hermano

61 6 0
                                    

10 DE DICEMBRE DEL AÑO 2000:

—Tiffanhy Grenwhèder siete meses de embarazo, rompió fuente en una reunión de trabajo, contracciones cada tres minutos— habló la enfermera leyendo el informe de la paciente

—pues si ese bebé nacerá ahora, hay que traerlo al mundo— le respondió el doctor preparando el equipo

—todo esta bien por aquí doctor— dijo otra enfermera diferente

—digame señorita Grenwhèder ¿es primeriza?— preguntó el doctor para distraerla y calmarla

—no, tengo un hijo de seis años en casa, su padre vendrá en cualquiera momento— respondió la señora con la voz agitada  y adolorida

—¿cómo cree que ser su próximo bebe?— pregunto nuevamente el doctor esta vez distrayendo su atencion de la inyección que ponían en su suero

—será un niño fuerte, tranquilo, inteligente... Con los ojos de su padre y... Los ojos desu padre— el tranquilizante la llevo a sentirse mas serena

(...)

Phillip Grenwhèder, llegó tarde y no habían hecho ni dos minutos del nacimiento y ya  estaba declarando al bebé.
A lo lejos se podía notar lo sudoroso y nervioso que se encontraba aquel hombre, y que mas da también se veía muy feliz y preocupado; pues cabe recalcar que la criaturita era de siete meses.

El señor de unos treinta años llevaba las manos temblorosas, aun asi apoyó el bolígrafo en aquel papel lleno de letras que por supuesto leyó, y escribió el nombre que su esposa y él habían acordado ponerle: "Eiden Yarel". ¿complicaciones?, ninguna, al menos no aún.

—¿cual es mi bebé?— preguntó el señor Grenwhèder buscando con la mirada su pequeño hijo del otro lado del cristal.
La enfermera le indicó la incubadora que estaba solitaria con una bebé de ojos cerras y inquieta.
En su cabeza destacaba una melena clara casi rubia, con sus manos se movía con inquietud, demostrando lo intranquila que estaba .

—esa pequeña de ahí es su hija— le dijo la enfermera enseñándole a la nena, el castaño abrió los ojos

—¡¿Pequeña?!— abrió los ojos acercándose más al cristal
—es un error, nos dijeron que era un niño— dijo el hombre ahora mas nervioso que antes

—eso aveces falla señor Grenwhèder— le respondió desprocupada la rubia vestida de azul platinado

—pero yo... acabo de declararla con el nombre de un chico— dijo este halándose su castaño cabello

—el nombre tal vez ser unisex no se preocupe— dijo la señorita aun vigilando a la pequeña

—ooh, créame señorita no es para nada unisex ese nombre— dijo el hombre a lo que ahora golpeo su cabeza con el cristal —Tiff va a matarme— murmuró rendido

—mañana puede venir a esta misma hora a ver a su esposa y a la nena, tenga una buena noche— la enfermera sin mas que aportar o decir siguió su camino por el pasillo de emergencias.

JULIO 2006:

Un rubio de catorce entro en la segunda propiedad con la cara golpeada y sangre saliendo por su nariz.
Se dejó caer en el sillón del salón, tosiendo sangre.

A su alrededor habia desastre, pero ya estaba acoplandose a eso, con dificultad se levantó del sillón y caminó escaleras arriba sosteniendo sus vientre, se asomó por la puerta de su hermana.
Con los ojos bien abiertos, una rubia de ojos prominentes y azules lo vió y se asustó.

—¿Que te...?— la niña de seis años ladeó un poco la cabeza —¿Donde estabas?— preguntó confundida

—¿Porqué todo abajo es un desastre?— habló con dificultad, pero sonaba molesto

Un Contratiempo InfantilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora