34: Contra el Limite

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Al día siguiente, Erick abrió los ojos, se adaptó a la luz y estrujando uno de sus ojos se fijó en el panorama.

Lo primero que vio fue la laptop sobre la cama abierta a sus pies, luego sus piernas enredadas con las de Eiden.

Intentó moverla pero, pareció haberse adherido a él, con pereza de esforzarse solo tomó aire.

Inconscientemente se dedicó a prestarle atención mientas dormía, pero no como lo había hecho antes, sino más bien con cuidado y delicadeza.

Notó tres lunares en su hombro izquierdo y cicatrices de su cuello, también varias horadaciones en una de sus orejas y que tiene la cicatriz caso invisible de un pircing sobre su ceja izquierda pero, sobre todo notó la pierna que estaba sobre él.

Levanto un poco la cabeza y vio algo que no había visto pero, definitivamente le llamó la atención.

En su pierna habían cicatrices una junto a la otra, no estaba por la manera en la que se encontraba grabado en su piel; parecían letras, una mas  desvanecida que otra haciendo difícil distinguirlas.

¿Otro tatuaje?.

No creía, el otro era fruto de una borrachera.

Distinguió las letras: "O", "L" "V", "E", "H", "C", y "R"; tal vez estaba loco pero era lo mas legible, curioso por saber si era tatuaje o cicatriz, pasó su mano por la pierna.
Eiden abrió los ojos y él apartó su mano de la pierna de ella.

—¿que estas haciendo?— Eiden estrujó sus ojos, con la voz ronca

—¿tu que ves?— Erick sonó tranquilo

—no lo vi, lo sentí—

Eiden se adaptó a la luz, miró al chico frente a ella y sonrió, causando en Erick un efecto desconocido.

—Myke nos llevará HARKS hoy— Erick se apartó como si huyera

—¿por qué?—

—tu destruiste un salón recién inaugurado, ¿recuerdas?—

—fue solo el estanque— Eiden se sentó en la cama sin ganas

—y se te ocurrió hacer desastre el ultimo dia—

Eiden se tornó palida.

—¿último día?— preguntó con la mirada perdida —no, el último día antes de invierno es en veinticuatro y hoy...— se levantó de la cama alterada 

—es noviembre veinticuatro— Erick tornó los ojos obvio

—no— las pupilas de Eiden se dilataron y su mirada de ensombreció —lo olvidé, lo olvidé por completo,— miró  a Erick —¿me prestas tu célular?—

—¿por qué?— Erick arrugando las cejas

—olvidé su cumpleaños— murmuró asustada

Erick recordó las fechas, y endureció la expresión.

—Erick ne...—

—no— la interrumpió

—esto esta mal, esta mal, mal— la chica comenzó a buscar algo desesperada

Erick negó con la cabeza en silencio, bajó los escalones y en la sala se encontró a Zack compartiendo melosos besos con Mallory. El pelinegro no pudo evitar verse fastidiado.

—buenos días querido primo— canturreo Zack, abrazando a Mallory de la cintura

—¿que tienen de buenos?—

—¿que haces todavía en pijama?— Mallory lo miró desaprobatoriamente

—¿que haces todavía en mi casa?— Erick devolvió la pregunta con mal genio

Un Contratiempo InfantilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora