40: Contra la Prev

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Burn so Bright_ Bella Thorne.


No era igual.

Era mejor.

Eiden acaricio su cabello introduciendo sus dedos en él.

Erick lo tomó como señal para profundizar más el beso, la pegó más a su torso descubierto, el sonido de sus respiraciones desenfrenadas hacia que se volviera loco; y cómo si todavía no se le hiciera suficiente, comenzó a acariciarla al ritmo de sus labios.

Los dedos de Erick estremecían la fría piel de Eiden; él bajó sus manos hasta apretar el culo de la rubia, soltando un gruñido en sus labios.

La levantó haciendo que ella enrede sus piernas en su cintura descubierta, ambos se separaron por aire.

Sus respiraciones delataban su acción, si hacían bastante silencio podían escuchar sus corazones eufóricos.
Eiden detalló su rostro a esa cercanía, su ojos verdes brillar, sus labios enrojecidos e hinchados y lo suave que se sentía su nariz mientras rozaba la de ella.

—¿Ya te acordaste?— Eiden fue la primera en hablar

—no... Necesito hacerlo otra vez—

Eiden volvió a besarlo, esta vez con mas euforia, soltó sus piernas de la cintura de él, sin dejar de succionar sus labios,

Como si sus manos tuvieran ojos comenzó a tocar su abdomen marcado, a paso lento lo empujó a la pared contraria sin apartarse de los labios de Erick.

Cuando la espalda de Erick toco la pared, ella dejó un mordisco en su labio inferior y se separó de él, y se apresuró a salir del armario.

El pecho de Erick subía y bajaba con la respiración a tres mil por segundo, con sus manos echó su cabello hacia atrás y casi de inmediato estos volvieron a chocar con su cara; mordió su labio inferior.

Aun podía sentirla, la humedad de su boca, la suavidad de sus labios.
Como si necesitara meditar las cosas, el pelinegro resbaló su espalda en la pared hasta quedar sentado en el piso sin permitirse pensar en otra cosa, más que en lo que acababa de sentir.

Eiden se metió a la cama escondiéndose debajo de las sábanas por completo, no podía controlar su corazón, que se había vuelto loco.

Cerró los ojos intentando volver a dormir pero no lo conciliaba.
Se levantó de la cama y enfrentó al chico que estaba en el armario.

Erick estaba sentando en el piso, mirando a la nada, levantó la mirada hacia ella y como si ya no lo contuviera más, sonrió, y su sonrisa se convirtió en una carcajada, poniendo mas nerviosa a Eiden.

—¿Que miras?— Erick levantó las cejas

—no puedo dormir—

—¿Y que?— él se hizo el desinteresado

—deja de mirarme así—

Erick levantó las cejas.

—bueno— el pelinegro miró hacia otro lugar

Eiden rodó los ojos y cruzo sus brazos.

—Erick, tenecito en la cama— lo dijo antes de pesarlo

Erick volteó a verla, descolocado.

—a eso no puedo negarme—

—¡No, me refería a...!, ¡Dios solo levántate!— la chica se dio la vuelta y volvió a la cama roja de la vergüenza

Un momento después, Erick salió del armario poniéndose una camiseta.

—¿Ahora sí quieres dormir?—

Un Contratiempo InfantilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora