13: Contra la que cantaba

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Erick había salido a sacarse el estrés, estaba en el jardín trasero tomando una bebida fría, sin importarle el clima árido que había.

Eiden que había estado en la habitación desde que se reveló contra la carta de SALAS, no había cenado por su intento de rebeldía y después de una hora se quedó dormida, con la luz encendida.

Pasaban los minutos y tal vez todos dormían a excepción de Erick Miller, apenas se planteaba dormir aunque si lo necesitaba, no quería tener que compartir la misma habitación que Eiden.

Dando zancadas lentas y largas subió las escaleras de caracol hasta llegar al pasillo de las habitaciones, este se detuvo con las manos en sus bolsillos pensando si dormir en el salón era la mejor opción.

Este escucho un jadeo, y levantó las cejas mirando hacia al frente donde habían unas cincuenta puertas, volvió a escucharlo y lo reconoció como el de una chica, por la mente del pelinegro solo cruzó la idea de que Zack tal vez estaba teniendo sexo en su habitación.

El pelinegro le quitó importancia y se dirigió a su puerta, desde allí se intensificó el sonido; la puerta estaba entre abierta y arrugando las cejas se acercó a husmear pensando lo peor.

Empujó la puerta rápidamente pero se encontró a con Eiden sobre la cama temblando a más no poder, con sudores cristalinos adornando su cara, y con manos inquietas que se arañaban así misma.

—Eiden— este se acercó a despertarla sin lograr el primer intento.

Sin una idea de que hacer en ese momento, pasó sus frías manos por el palido y helado rostro de la chica que sudaba a torrentes.

—Eiden— volvió a intentar reanimarla y en uno de los movimientos violentos de la chica, ella le rasguñó la muñeca —maldición— masculló

—¡Eiden!— le gritó a la chica, pero no reaccionaba

—suéltame— murmuro Eiden aún dormida, clavando sus uñas en el cómodo colchón

—maldita sea— Erick miró en todas partes sin saber que buscaba y odiando el sonido de su jadeo de desgastandose, apartó las firmes manos de la chica del colchón.
Eiden presionó sus uñas en las manos de él.

—¡Eiden despierta!— Erick volvió a gritar intentando apartarse de sus ahora peligrosas manos

—no... Respiró— escucho el muy débil sonido de su voz

—estas soñando, Eiden despierta— la agitó en su lugar, logrando hacer que sus manos se soltaran un poco de él.

Cómo si acabará de salir de una piscina Eiden abrió los ojos terroríficamente y respiró muy hondo, su cuerpo temblaba.

—bien, ¿Estás bien?— preguntó Erick en cuanto está se sentó en la cama

La chica negó con la cabeza reteniendo lo que parecían ganas de llorar.

—era una pesadilla— la intento tranquilizar

—¿Una pesadilla?— pregunto está recuperando aliento

—sí, me asustaste— admitió el chico pasado una mano por su cara

—se sintió tan real— murmuró con la mirada perdida mordiendo su labio inferior

—es normal en las pesadillas— se encogió de hombros el pelinegro

Eiden negó con la cabeza, como si intentará sacar las imágenes de su memoria.

—Myke tiene que dejarme aquí, no puedo ir allá— Erick arrugó las cejas al ver su desesperación

—solo es SALAS, no es como si nunca hubieras ido—

Un Contratiempo InfantilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora