38: Contra la Noche

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Erick se levantó de la cama y cuando los pájaros de la mañana comenzaron a escucharse Erick dejó de escribir; porqué sí, su retorcida mente creyó buena idea estudiar porque no podía dormir y ya que en tres días tomaría un examen importante ¿Por qué no?.

Eiden iba de aquí allá dentro del armario, buscando el top correcto, que combinaría con el pantalón que ya había elegido, como una persona que había contado los días estaba muy alegre.
Bailaba frente al espejo y le daban ataques de felicidad extraños, como si fuese a ir a un concierto de Harry Styles.

Ya vestida se rocío algo del perfume que nunca usa y salió del armario sonriendo como una estúpida.
Se detuvo frente a la mesita de cosméticos y comenzó a delinear sus ojos. Erick levantó la mirada del cuaderno y al ver sus acciones y su ropa levantó una ceja.

Ya terminada de maquillarse le dió un beso al espejo, dejando la marca y sonrió a su reflejo.

—¿A dónde vas así vestida?— Erick cruzó sus brazos sobre su pecho y apoyó su espalda de la silla del escritorio

—a desayunar—

—¿Te pusiste todo eso, para desayunar?— la señaló —no es tan raro viniendo de ti, ¿Cuál es la ocasión?—

—es mi cumpleaños— Eiden dio un giro en su propio eje

Erick dejó caer la lapicera y al mismo tiempo abrió ampliamente sus ojos, para disimularlo un poco pestañeo varias veces.

—¿Ya?— la voz del chico sonó como si no lo pudiera creer

—¡Sí! ¡¡¿Puedes creerlo?!!— Eiden saltó con la una ridícula emoción contagiosa

—no, no puedo— Erick susurró para si mismo

Eiden bajó a la cocina y no había nadie, pero si un pastel sobre la mesa, que decía: "feliz 10000 de cosas destruidas, porfavor que no sean 10001" "posdt: ¡Hoy es tu cumpleaños!".

Era inevitable no sonreír de la emoción; el teléfono local, sonó y corrió a la pared donde este se encontraba.

—hola, primera propiedad ¡Hoy es mi cumpleaños!—

—¡lo sé!— una voz masculina habló del otro lado

—¡Andy!, ¿Vas a venir?— preguntó saltando de la emoción

—ya estoy aquí, estaré ahí en la tarde— contestó

—¡¿Traerás obsequios?!—

—si no me matarías—

Eiden dio un gran salto de emoción.

—¡Te adoro!— la rubia dejo de escucharlo —ho... ¿Hola?, ¿Andrés?— miró el teléfono y cuando miró hacia atrás se dio cuenta que había arrancado el teléfono de la pared

—mierda— corrió hasta él y vio las piezas del suelo, haló hasta ella el cable y salió corriendo con las piezas, alguien bajaba las escaleras así que dio vueltas en su eje buscando donde lanzar todo eso

Así que metió todo en una olla.

—bueno dias— Myke se acercó hasta ella a abrazarla —felicidades solecito—

—¿Solecito quién?— Zack interrumpió en la cocina

—yo imbécil— Eiden se señaló así misma

—más bien eres un incendio— Zack comenzó a reírse hasta recibir un golpe de la rubia

—¿Ya leíste tu pastel?— Myke señaló el diseño

—si, y gracias, aunque eso de ya no mil una...— Eiden jugueteo con los tirantes de su top

—¿Que rompiste ahora?— Myke cerro los ojos con paciencia

Un Contratiempo InfantilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora