18: Contra el Argentino

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Un trayecto de unas nueve horas más o menos, y simplemente había que tomar otro auto para dirigirse a la propiedad SALAS.

SALAS es un espacio de recreación académico futurista para los hijos de las personas importantes de cada país, cada año había una nueva reunión de SALAS que la verdad a ninguno le gustaba pero por principios, si estabas en la lista debías ir.

Eiden murmuró algo por debajo de la cinta adhesiva que Erick le había puesto en la boca

—aun no entiendo porque le pusiste eso en la boca— Gael lo miró confundido desde su asiento en la limusina

—así imagino que no está— contestó Erick sin levantar la vista del libro que leía

—cada día me convenzo de que uno de nosotros se equivocó de familia— habló Myke suspirando, el pelicobrizo se inclinó en su asiento y le quitó la cinta de la boca a Eiden

—¡Llegamos!— Eiden gritó desesperada intentado con desesperación desatarse —fue mala idea, ya me quiero ir— los chicos dejaron de hacer lo que hacían para poner su atención en Eiden

—¿De que estás hablando?— pregunto Myke preocupado

—Porfavor vámonos— se exasperó la chica

—¡Ey!— Erick chasqueo sus dedos frente los ojos de Eiden —Ya hablamos—

Los demás los miraron con curiosidad.

—¿Estan listos para pagarme?— preguntó el castaño sonriendo superior

—recolecta el dinero Zachary— aconsejo Gael listo para salir

La limusina se detuvo en medio de un espectáculos de autos, algo parecido a la alfombra roja pero con adolescentes, uno que otro reportero y en medio de la tarde.

Incluso la entrada estaba llena de exibiciones de uno de los líderes, algo así como jarrones de tribus, estatuas chinas etc. Y un gigante letrero con las letras SALAS en rojo y blanco cascarón.

Los chicos, como todos los demás adolescentes salieron de la limusina mientras la servidumbre sacaba sus maletas.

—¡Cuidado!— gritó Eiden a uno de los botones mientras desataba sus manos —¡Es la computadora!, cuidela—- le rogó al hombre y este arrugó las cejas entrañado

—espero que tengan su dinero en mano— Myke sacó su billetera

—¿Y tú qué?, ¿No piensas sacar dinero?— pregunto Zack a Erick que ni se había inmutado a ellos

—no— respondió cerrando el libro que leía y metiendolo en la mochila

Eiden caminó delante de los chicos y en cuanto pisó la alfombra de la entrada rebalo arduamente; Myke sonrió y hizo señas de recibir el dinero, pero Eiden para levantarse se sostuvo de un gran tapiz rompiéndolo volviendo a caerse.

—¡Ja!— se emocionó Zack esperando la entrega del dinero

Eiden hizo un tercer intento de sostenerse de algo, y está ves de la columna en la que se apoyaba la estatua extraña del gobernador de la India, hizo caer la escultura junto con ella.

—espero— canturreo Gael con las manos abiertas y ya cuando los demás le entregaron el dinero al rubio un carraspeo de garganta los distrajo

Los tres miraron a Erick, y el pelinegro les señaló a Eiden.

—parece que el piso está resbaloso— la rubia volvió a intentar levantarse esta vez sosteniéndose de la pared de la entrada, y cuando intento caminar volvió a resbalar antes de caer se sostuvo de un arnés, pero no sirvió de nada.
el arnés se resbaló de sus manos, y fuera solo se escuchó un estruendo.

Un Contratiempo InfantilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora