14: Contra el sueño

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Ya estaba de noche, un grillo molesto era quien tocaba la melodía nocturna, Erick entró a su habitación como si se muriera de sueño.
Sin percatarse de la ausencia de Eiden, se adentró al armario y se sacó la camiseta, la lanzó a cualquier lugar, y comenzó a quitarse el cinturón, el sonido de la puerta lo hizo detenerse encontrando a Eiden envuelta en una toalla, con el cabello empapado cayendo a los lados de su cara.

—no sabía que estabas aquí— como si le restara importancia, la rubia paso junto a él para llegar a los cajones

—ponte lo primero que veas y sal— 

Sin deshacerse del nudo de la toalla, Eiden se puso la ropa interior a la velocidad de la luz, y después se puso un suéter.

si lo haces rápido, te vas a romper una pierna— al escuchar la voz de Erick se espantó y puso la mano en su pecho

—¿estabas viéndome?— lo miró incredula

Erick comenzó a caminar en su dirección.

—no, acabo de voltear— Erick apretó sus labios como si meditara sus próximas palabras —pero ¿Qué si te hubiera visto?

Eiden entrecerró los ojos y negó con la cabeza.

—te golpearía muy fuerte

—¿ah si?— el pelinegro sonrió con burla y Eiden se sorprendió al ver una risa en sus fracciones 

Erick se acercó a ella hasta estar lo suficientemente cerca como para mirarse claramente a los ojos.

—no creo que lo que estés deseando sea golpearmeEiden fue la primera en apartar la mirada, sin poder disimular los nervios rio

—¿que quieres decir con eso?

Erick resopló con cansacio y no dudo en acercarse más.

—estas en el armario de mi habitación en una casa vacía, admiro tu valentía al entrar por esa puerta con nada más que una toalla, y me encanta todavía más que juegues con mi auto control dejándome ver las pantis que traes puestas— el silencio que se genero no ayudaba a que Eiden pudiera camuflar como su respiracion se habia alterado

Erick levantó su mano y apartó una de los cabello humedos de Eiden de sus rostro, y acarició su mejillas.

—como clavas tus uñas en la palma de tu mano para no acercarte más— con su pulgar acarició el rostro de la rubia —si algo harías no seria golpearme Eiden

—y según tú, ¿Qué es lo que haría?— Eiden levantó una ceja intentando recuperar su compostura sin exito

Erick miro los labios de la rubia.

—abrirías las piernas para mi, como lo has estado imaginando desde que llegaste

muéstrame como— pidió Eiden sin dejar de ver los labios del chico

Erick se estampó contra ella, uniendo sus labios de una forma sofocante y deseosa, no podía distinguir el sabor pero era delicioso, tan delicioso como un sueño; Eiden fue quien los separó bruscamete.


—despierta— el pelinegro abrió los ojos encontrándose con los ojos azules de Eiden y de repente saltó en su lugar

—¡¿Pero que...?!— gritó él chico frotándose los ojos

—lamento interrumpir tu sueño campanita, pero estuviste apunto de sacarme un ojo— Eiden señaló su entrepierna dónde crecía una erección

Un Contratiempo InfantilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora