35: Contra autos y regalos

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Pasaron unas semanas, ya se hacen una idea, Philiph casi toma un vuelo para matar a su hijo,  pero no fue el caso, así que por el bien familiar, le pagaron un reformatorio personal a Yael para tratarse y pues ahí se encuentra ahora, tomando terapias como un encarcelado.

Mientras tanto Eiden se había quedado obviamente con los Miller hasta el tiempo definido del principio.

Estaba llegando el invierno, y con él, problemas festivos, Eiden iba de aquí a allí dando ideas sobre la navidad, tenía planeado hasta el color de los calcetines, Myke insistía en que se calmara apenas era tres de diciembre y ella ya quería inundar la casa de color.

Erick estaba dormido en su habitación con libros a su al rededor, se había quedado dormido, mientras estudiaba.

Eiden entró discretamente a la habitación y al verlo decaído sobre la cama comenzó a recoger todos los libros y ponerlos en la encimera del escritorio, haciéndole espacio para poder estar cómodo y casi de inmediato el pelinegro cambió de posición.

Distraída mirándolo una figura pequeña pasó rápido por sus pies, extrañada buscó con la mirada la figura  al verla moverse soltó un grito lanzándose a la cama despertando cruelmente a Erick.

—¡¿que pasa contigo?!—

—¡hay un ratón bajo el escritorio!— Eiden señaló el espacio horrorizada

—mierda— Erick volvió a dejar caer su cabeza en la almohada esta vez cubriendo su cabeza

—¿vas a abandonarme?—

—quedate ahí y no te hará nada— la voz de Erick se escuchaba ahogada por la almohada

Eiden se aferró a Erick sin dejar de mirar en el punto donde se encontraba el ratón, pasaron unos minutos y el ratón salió de debajo del escritorio, con una lapicera.

—¿que vas a hacer con eso? ladrón— Eiden le reprendió

El animal se detuvo y miró hacia arriba viendo a Eiden, la chica se quedo estática y abrió los ojos como platos, el ratón movió su nariz de lado a lado y después siguió su camino.

—que adorable—

Erick despertó minutos después encontrando a su alrededor múltiples trozos de queso.

—Eiden— habló aburrido

—ah— Eiden respondió junto a él

—¿queso?—

—debiste verlo, tiene los ojo pequeños y una mini naricita—

—¿planeas adoptar al ratón?— Erick arrugó la nariz con asco

—si, ya hice planes, si es niña le voy a llamar Vivi y si es niño Remi— Eiden sonrió emocionada y Erick comenzó reírse

Estar molesta por que se reía de ella no era una opción, ver reír a Erick Miller era una maravilla.

—me gusta que sonrías— Eiden se acomodó para mirarlo

—¿si?— él tomó aire para calmarse

—¿porque no lo haces más seguido?— Eiden se acomodó sentándose

—se necesitan motivos, y yo no tengo— Erick contestó mirando al techo

—¿y por qué lo hiciste ahora?— Eiden arrugó las cejas sin entender

Erick la miró y arrugó las cejas sin la respuesta a esa pregunta.

En el silencio de la duda, sus miradas se encontraron conociendo como no se lo habían permitido antes; Erick tenía unos ojos verde extremadamente fríos y inexpresivos pero, al fondo de ellos se podía ver un brillo de cálido que era algo difícil notar; pero Eiden lo hacía.

Un Contratiempo InfantilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora