39: Contra Estudiar

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El ruido de un vidrio destruirse, despertó a Eiden, miró a todas partes encontrando la lámpara rota y a Erick corriendo al baño.

Lo siguió, y al verlo arrodillado vomitando, se puso en cuclillas junto a él y acarició su cabello.

Erick no sé detenía a respirar y descargaba hasta el alma en la taza del inodoro, su cara comenzó a palidecer, tomó con fuerza la mano de Eiden impulsándose para seguir vomitando.
Cuando dio señales de no seguir, su respiración delataba su esfuerzo, su pecho subía y bajaba sin detenerse.

Eiden pasó una de sus manos por su cabello, apartándolo de su frente sudorosa.

—mirarme, ¿Ya estás bien?—  Eiden buscó su mirada

—me duele— Erick no podía mantener sus ojos abiertos

—¿Te duele?, ¿Que.... Que te duele?— Eiden lo examinó preocupada, pero el chico estaba zombificado —¡Erick!— lo tomó del rostro obligándolo a verla

Erick comenzó a sangrar por la nariz, y enseguida se desmayó en el pecho de Eiden asustándola.

—no, no, no cierres los ojos Erick— golpeteó su cara, desesperada intentaba hacerlo reaccionar —¡Myke!—

Myke se metió a la habitación casi tumbando la puerta, corrió al baño y al ver a Eiden con Erick en sus brazos, se puso en cuclillas junto a ellos.

—¿Que le pasó?— Myke tomó a su hermano en sus brazos

—no lo sé, se desmayó después de vomitar, y... Y.... No sé— Eiden estaba alterada

—tranquila Eiden, solo...— Myke cargó a su hermano —¡Zack!—

El castaño se asomó a la habitación, al ver a Myke salir con Erick en sus brazos desmayado dió un paso atrás.

—¿Que...que le pasa?—

—llama al hospital, dile a Gael que cuide a Eiden y ven conmigo— Zack sacó a Gael de su habitación, al mismo tiempo que marcaba al hospital y le dió rápidas indicaciones al rubio antes de cruzar la puerta de salida.

—tranquilízate— Gael abrazó a Eiden por detrás de su espalda

—Dios mio, ¿Qué esta pasando?— Eiden no podía calmarse

—Eiden tienes que calmarte— Gael intentó alejarla de la puerta

—¡no puedo calmarme!, ¡¿acaso no lo viste?!—

Gael la tomó por los hombros y la miró a los ojos.

—tranquilízate, estará en el hospital, Myke nos llamara si pasa algo— con esas palabras Eiden ganó un poco de tranquilidad

Eiden se sentó a esperar, treinta minutos se le hicieron ocho horas; y ya cansada de intentar distraerse, fue por una chaqueta y caminó a la puerta principal.

—¿A dónde vas?— Gael interrumpiendo en su camino nuevamente

—al hospital—

—¿Tu no le tienes miedo a los hospitales?— Gael recordó con ironía

—si ¿Y?— Eiden le quitó importancia, e intentó rebasarlo

—¿Te estás escuchando?—

—tendré tiempo de escucharme después— Eiden intentó volver a rebasarlo, pero él volvió a detenerla y eso la desesperó más

—no entiendo nada, en lo absoluto, ¿Por qué estas altera...—

—¡Por qué estoy perdidamente enamorada de él!, ¡¿feliz?!— Eiden explotó interrumpiéndolo

Un Contratiempo InfantilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora