Capítulo 11. Mala broma

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Me estaba duchado después de gimnasia. Hoy nos habían sacado el jugo. Literalmente. Mis niveles de pudor están por el cielo, así que espero a que todas se duchen para hacerlo yo. Además, quiero  ahorrarme las burlas o bromas que me hicieron hace dos años. Me decían: Así es el cuerpo de los pobres o ¿Que les pasó a tus tetas,se quedaron cuando cocinabas?, o Eres igual a las escobas que usas, planas y sin curvas. Es verdad, no tengo mucho busto, lo gusto y necesario. Trasero tengo, pero no mucho. Nick dice que es muy bonito, redondito y chiquito.

Anudo la toalla, envolviendo todo mi cuerpo. Salgo de las duchas vacías y voy a los casilleros, mejor dicho estanterías. No tienen puertas  ni llaves. Busco en el casillero en que había mi bolso con la ropa. Nada. Los otros casilleros. Vacíos. Todos vacíos. La desesperación se apoderaba de mi demasiado rápido. ¿Qué hacia ahora?

—¿Que haces aún aquí, Danielle? —la profesora de gimnasia estaba en el camerino. Me sonrojé. Desde que me acuerdo, solo tía Miriam y Avery-por casualidad-me han visto así. Ahora la maestra Queen.

—Se han llevado mi ropa —ella se paso las manos por el pelo.

—Pues no puedes quedarte así niña — declaró. Yo aún sostenía firmemente la toalla —. ¿Tienes ropa en tu casillero?

— Sólo ropa interior —no me podía dar el lujo de dejar ropa de calle como los demás. Apenas me alcanzaba para tener ropa.

— Bueno. Ve y busca la ropa interior —dijo como si salir casi desnuda por los pasillos del instituto fuera tan fácil —. Luego vas a la enfermería, le pides algo de ropa a la señora Rob.

—Es la segunda vez que pasa, señorita Queen.

— Lo se, Danielle. Pero que podemos hacer. Si expulsaran a unos de ellos nos quedamos sin agua — rió, pero no divertida.

—Así nunca habrá disciplina —dije.

— Eres una buena chica. Suerte.

— Gracias.

Anude mejor la toalla. Ya era mucho que saliera así del camerino, no quería que se cayera la toalla y quedara desnuda en medio del pasillo. Agradezco que me baño con sandalias, así que no tengo que caminar descalza.

Voy caminando por el pasillo. Risas. Miradas. Me apuntan con el dedo. Ya pasará, Danielle.  Todo pasa por algo. Pensé. Todos me miraban feo. No se como describir ese momento. No. Si se. HORRIBLE, ESPANTOSO,HUMILLANTE, VERGONZOSO Y DESESPERANTE. Gritaban: ¡Bonito trasero! ¡Qué buenas tetas! Idiotas, ordinarios, guilipollas. Quería llorar. Las lagrimas amenazan con salir de mis ojos. Tengo un nudo en la garganta y dolor de estómago. Una chica-Kelly Davis-captura una foto de mi. Zorra.

Un rostro familiar pasa a mi lado. Avery está serio. No ríe. No hace nada. Ya me ha visto así, pero no es igual. Ahora estoy completamente humillada, los besos que nos dimos, están enterrados muy en el fondo. El no hace nada por ayudarme. Y eso me duele. Mucho. Debo hacer caso a Nick. Alejarme de Avery, el no es un buen chico para mi.

— ¿Danielle? —Nick estaba a mi lado. Quería lanzarme a sus brazos y llorar en sus brazos. Estaba a punto de hacerlo cuando dijo: —No les des lo que quieren.

Dejó caer su mochila en el suelo. Se sacó su chaqueta y la puso en los hombros. Me acerqué a él.

—Si no te gustaran los hombres. Te besaría —sonrió —. Gracias, te quiero mucho, Nick.

Nick me acompañó hasta mi casillero. Saqué la ropa interior y me la puse rápidamente en el cuarto de servicio. Después de eso, fui a la enfermería. La señorita Rob realmente es tierna, es como esas abuelitas que siempre te dan dulces. Ella es conocida de tía Miriam, creo que van juntas a la iglesia.

— Esas niñas —meneo la cabeza —. No saben comportarse y menos con una chica tan dulce como tu.

Por alguna razón. Todo el mundo me encontraba dulce.

— ¿Por qué no llamas a tu casa y pides que te traigan algo de ropa? —preguntó dulcemente la señora Rob.

A esta hora mi tía debe estar cocinando como loca. Además, debería caminar y no quiero se retrase y no quiero que se entere de esta humillación.

— No, no se preocupe —la tranquilicé —. Solo deme algo de mi talla, por favor.

Me paso un poleron rojo desteñido con el símbolo de una pelota de baloncesto. Olía a flores y era de hombre. Me dio unos jeans algo sueltos y me quedé con mis mismas sandalias.

— Puedes quedartela —indicó —. Estos chicos tienen tanta ropa que les da lo mismo que se les pierda algo. Incluso puedes venir a buscar ropa, esta limpia y casi nueva.

—Lo tendré en cuenta —dije agradecida. La señora Rob sabía de mi situación mejor que nadie.

—Toma. Tu pase—me entregó el papel—.¿Con quien te toca clase ahora?

— La señorita Walter —con Avery Bloomberg y Nicholas Gates.

— Bien.

—Muchas gracias, de veras.

— No te preocupes.

                               

Llegó a casa. Tía Miriam me habla pero no la tomo en cuenta. Voy a mi cuarto y me dedico a llorar. Soltar todo lo que me había guardado. Mi tía entró en mi cuarto y lloré en su hombro. No pude contarle a mi tía lo que pasó, pero lo noto por mi ropa.

Hola! !! Estoy devuelta en la civilización! ! Humillaron a Danielle, sí. Muy feo.

Les dejo un adelanto del prox. Cap.

— ¿Tu  sabias de esto? —pregunté a Avery. El estaba serio. Asintió.

Lo odio.

Si esto fuera posibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora