Si esto fuera posible

Capítulo 34. Buenas noches

Avery detuvo la moto. Mi corazón latía rápidamente, uno por la cercanía que mantuve con Avery, y dos, por la velocidad. Durante el camino, había mantenido los ojos cerrados y no me había dado cuenta de que nos encontrábamos muy, pero muy lejos de casa. Estábamos en un mirador y de pronto se me vino a la cabeza Nick, y la golpisa que se llevó. Como si Avery me hubiera leído la mente, dijo.

- Te veo preocupada - se acercó a mí y puso sus manos suavemente a cada lado de mi cintura -. No debes preocuparte, es un lugar seguro, vengo aquí a menudo, a estar un rato sólo.

- ¿Sólo? - dije rodeando su cuello con mis brazos.

- Sí. Ha estar solo, para pensar y despejar mis ideas.

Tentativamente acerca su rostro al mío, y de esa manera sus labios rozan los míos. Miro sus ojos, azules oscuro y sonrió .

-Es la primera vez que traigo a una chica- y me besó con confianza.

Nos sentamos en una banca cercana. Me acurruque debajo de su brazo. Podía escuchar el latir de su corazón, era tan tranquilo, pero a la vez tan desesperado. Sentía como se los músculos de su cuerpo se relajaban aquí, en donde todo era paz y tranquilidad. Y si, me gustaba formar parte de su vida, parte de su felicidad. Me apreté aún más contra él.

-Avery -susurré.

Nos quedamos así minutos, horas, no lo tengo muy claro. El tiempo pasa muy rápido cuando estoy con él, las horas son segundos para mi. La verdad es que nunca es suficiente.

- ¿Quieres hacer algo más está tarde? - dijo Avery contra mi cabello.

- No lo sé - cerré los ojos - .Quizá sea hora de volver a casa...

-Mmm... - dice con un gruñido -. No quiero. No me gusta la idea de estar cerca de ti sin poder besarte.

-Eso suena como si estuvieras conmigo sólo por mis besos - digo separándome un poco de él, enarcando una de mis cejas.

- En parte, si - respondió descaradamente con una sonrisa egocéntrica.

Entrecerré los ojos -. Aparte de que sabes que soy una excelente besadora, ¿que cosas sabes de mi?

Sonrió ampliamente. Luego puso una mano en su barbilla, pensativo.

- Se que eres adorable, pero cuando algo te molesta, te vuelves una fiera - dijo con una sonrisa -. Además, se que amas a Miriam, y que esa es una de las razones por las que aguantas estar aún en mi casa.

-Es cierto -dije reflexionando sobre sus palabras -. Pero dentro de las razones por las cuales aún estoy en tu casa se encuentra aquí, envolviéndome en sus brazos.

-Me gusta que seas cursi -dice dejando un beso en mi cabeza -. La verdad es que me gusta todo de ti.

- Creo que esta mas que claro que somo una pareja de románticos, completamente cursis.

Nos quedamos alrededor de una hora en el parque, y luego decidimos que era hora de volver a la realidad. A regañadientes, me subí a la moto, envolviendo mis brazos en torno a la cintura de Avery. Cuando llegamos a la ciudad, decidimos que sería mejor que yo bajara unas cuantas calles antes de la casa Bloomberg para no levantar ninguna sospecha. Yo iría a pie, mientras él se daría unas cuantas vueltas mas en su motocicleta nueva, la idea era no llegar juntos. Lo que resultó perfecto.

No esperaba encontrarme con ese panorama. La cocina estaba llena de mujeres, era increíble, se escuchaba el barullo antes de ingresar a la cocina. La mayoría se volteó para ver quien venia, y yo quedé pasmada al ver a tanta gente en la cocina, que comúnmente esta solitaria. Por los rostros que pude apreciar en el corto camino hasta mi cuarto, las mujeres tenían entre veinte y treinta años, se veían jóvenes y vitales, todas tenían una carpeta en su mano y se veían ansiosas. No me demoré en comprender lo que pasaba. Estaba claro y me repito en mi cabeza cuan estúpida fui al no darme cuenta antes. El señor Bloomberg estaba realizando las entrevistas de trabajo. Se había dado cuenta de lo cansada que estaba mi tía, que tomaba en reiteradas ocasiones mi lugar para que yo pudiera salir y estudiar como lo haría cualquier muchacha de mi edad que no trabajaba puertas adentro en una casa, 24 horas, día y noche. Él me lo había comentado, lo recuerdo, había dicho que buscaría a otra joven que ayudara con las labores domesticas.