Capítulo 22. Fase uno: Beso

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Las palabras de Avery me dejaron sorprendida. Después de que me dijera esas palabras quedé en estado de shock, con suerte mis piernas funcionaron y logré huir a mi habitación. Avery quedó más sorprendido que yo con mi reaccion, y puedo comprender porqué. Él se abrió conmigo, compartió sus sentimientos declarandome que estaba enamorado de mi,  y yo no le respondí nada, solo escapé.

Escapé por miedo. Por miedo de que mis ojos y mejillas delataban mis verdaderos sentimientos. Me gustaba Avery. Me gustaban sus ojos, sus labios, como su mandibula afilada se fundía en su hermoso cuello, me gustaba su ordinario cabello castaño, me gustaban sus fuertes brazos, me gustaba sus besos. Me gustaba, más que cualquier cualidad física, que cambiara. Que su arrogancia se convirtiera en dulzura, que sus órdenes se convirtieran en palabras armoniosas y cálidas, era lo que me gustaba de Avery.

Carter.

Esa era mi disyuntiva. Él me agrada, me gustaba.

¿Es que pueden gustarte dos personas a la vez?

Mi teléfono sonó. En la pantalla aparecía el nombre de Carter, dude en contestar, pero acabé pulsando el botón de aceptar.

—Carter — dije en un suspiro.

—¿Pasa algo?

— No nada, so pedirte lo estoy un poco cansada.

—Quería pedirte perdón.

—¿Perdon?

— Sí. Perdón por haberte presionado. Nos conocemos hace poco y yo ya iba a besarte. . .solo...no pude evitarlo. Se,por lo que hemos hablado, que tu no eres como las otras chicas. Solo perdóname.

— No te preocupes, Carter. Es mi culpa, yo...digamos que no tengo mucha experiencia.

— Que te parece si nos vemos el...¿que día puedes?

—El lunes puedes ir a verme al instituto, si no es mucha molestia, claro.

—Nunca será molestia ver tu bello rostro.

— No empieces, Carter.

—Vale, vale. Nos vemos el lunes dulce Danielle.

— Adios.

— Adios.

Necesitaba ayuda. Esto era una emergencia. Si no detenía esto, se agradaría demasiado.

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—Déjame entender un poco, te gustan los dos.

Asentí. Estaba tendida en la cama de Nick, el estaba sentado en su silla con rueditas, en su regazo tenía una libreta y en su mano derecha sostenía un bolígrafo.

— Entonces te gustan los dos. Anotado.

Nick se las daba de sicologo, quizá porque eso era lo que quería estudiar. Como ya conté antes, Nick lee mucho, en especial libros de sociología y de conducta humana. Su sueño era hacer entender de pequeños a las personas que todos somos iguales, sin importar su condición sexual, además de ayudar a los jóvenes que se encuentran en su misma situación: que sus padres no los acepten.

—No se que hacer, Nick. —Abrí los ojos y miré en su dirección —. Dime algo.

—Es que no sé, nunca he formado parte de un triángulo amoroso y no se que decirte.

—Pues deberías saber Nick — me incorporé apoyando mi cabeza en el respaldo de la cama —. ¿Que crees que es lo que debo hacer?

—No es lo mas correcto, pero lo que yo haría estando en tu lugar es probar.

Si esto fuera posibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora