36. Buenas Noticias

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Esa mañana de domingo todo fue igual de rutinario que siempre; el mismo ambiente en el que reinaban las risas en el apartamento, las mismas partidas a la consola junto a mis tres locos compañeros y la misma tradición de todos los domingos en los q...

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Esa mañana de domingo todo fue igual de rutinario que siempre; el mismo ambiente en el que reinaban las risas en el apartamento, las mismas partidas a la consola junto a mis tres locos compañeros y la misma tradición de todos los domingos en los que Dereck decidía deleitarnos con su don en la cocina haciendo la comida para todos.

Pero había algo diferente y era que esa tarde había recibido un mensaje de Adam Hughes, en el cual me invitaba a la cena que la familia de Dereck pensaba hacer en su casa y a la que también estaban invitados Sean y Thomas.

A pesar de las iniciales negativas de Dereck a asistir a una cena en la que estaría su padre, conseguí convencerle para que hiciera el esfuerzo de ver a su familia. «Iré solo porque sé que estando contigo será más llevadero» —Esa había sido la respuesta de Dereck tras una larga conversación con él. Unas palabras que, sin duda, me hicieron vibrar por dentro.


Tras unos minutos de trayecto, un taxi nos dejó frente a la fachada principal de la gran residencia de los Hughes. Cuando nos apeamos todos del vehículo, volví a observar cómo Dereck se detenía a mirar la hora reflejada en su reloj. Era la quinta vez que hacía ese gesto desde nuestra salida del apartamento, lo que ya dejaba más que claro que los nervios podían con él.

Me hubiera gustado dedicarle aunque fueran una simples palabras de ánimo, pero tuve que contenerme. A ojos de Thomas y Sean, Dereck y yo nos llevábamos normalmente como el perro y el gato lo que conseguía que no supiera cómo actuar con Dereck delante de ellos.

En cuanto tocamos el timbre, la familia Hughes nos recibió al instante casi como si supieran que ya estábamos ahí y nos invitaron a pasar entonces. Edward, el padre de Dereck, se alegró enormemente de verme de nuevo y sobre todo de ver a Thomas a quien no veía desde hacía unos meses. Además, Dereck hizo el esfuerzo de saludar a su hermano Adam, su padre y Charlize con un fuerte abrazo para romper el hielo.

—No sabes cuánto me alegra que hayas venido, hijo. Espero que esto pueda ser el comienzo de... nuestra reconciliación.

—Bueno... todo a su tiempo, papá. —Se limitó a decir, pero al acabar la frase en una sonrisa consiguió destensar un poco esas palabras.

—Anda, ven aquí duendecillo... —intervino Adam, apoyando su brazo en sus hombros y comenzó a revolverle el cabello cual hermano mayor.

La casa de Dereck la había podido ver en varias ocasiones —más concretamente en dos— pero hasta el momento no me había podido parar a observarla con detenimiento. A simple vista se notaba que la empresa de abogacía de Edward había traído a su vida no solo éxito, sino también dinero con el que poder costearse los lujos que había en la estantería, el servicio de limpieza que seguramente tendrían y todos esos relucientes jarrones que tenían esparcidos por el gran salón. Era impresionante la delicadeza con la que los muebles estaban repartidos en la estancia, en posición estratégica y la armonía con la que las tonalidades de grises, beige, verde oliva y la madera de pino conjuntaban.

Desde que Llegaste. © #1 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora