30. Juntos o No

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Mis párpados se cerraban sin quererlo

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Mis párpados se cerraban sin quererlo. Intentaba hacer el esfuerzo de atender a clase, pero escuchar la monótona voz del profesor Smith tratando de explicarnos las bases fundamentales de no sabía exactamente qué, hacía el efecto de una canción de cuna. Estaba cansada. No, mejor dicho, reventada. Sentía que podía quedarme dormida en cualquier lugar y de cualquier manera.

La noche anterior Dereck y yo habíamos llegado sobre las tres de la mañana al apartamento, pero hasta pasadas las cuatro no me había dormido, por lo que no había descansado nada. A pesar de que nuestros amigos y mi hermano casi nos pillaran juntos en la feria, acabáramos saltando desde un puente de quince metros de altura y después la policía intentara interceptarnos para ponernos una multa, la noche no pudo ser más... perfecta. Excitante. Había sentido una fuerte conexión con Dereck desde el minuto uno de la cita y ya... simplemente no podía dejar de pensar en él esa mañana. Me sentía en una constante nube y algo me decía que... entre Dereck y yo, dos personalidades tan dispares como iguales, podía funcionar una relación. Esperaba que sí.

—Oye... Nat... —susurró alguien, dándome unos pequeños codazos—. Natalie, espabila.

Abrí los ojos y me enderecé como pude. Miré a mi fiel compañero de clase, cuyos grandes ojos me interrogaban curioso.

—Eh... ¿qué?

—Smith se va a dar cuenta de que te estás durmiendo —me dijo con una sonrisa—. ¿Qué te pasa? ¿No has dormido bien o qué?

—He dormido la mar de bien... pero no lo suficiente —le respondí.

—Ajá, entiendo —dijo Trevor y entonces mostró una ladeada sonrisa—: ¿No tienes... alguna novedad que contarme?

Su pregunta me desconcertó un instante, pero sacudí la cabeza para dar una negativa respuesta.

—No, ¿por qué?

—¿Y ese chupetón del cuello?

—¿Qué...? ¿Un chupetón? —Los ojos casi se me salieron de las órbitas al escucharle decir eso y como en una acto reflejo me llevé la mano al cuello, confusa— . No tengo ningún...

No recordaba que Dereck me hubiera hecho un chupetón, solo me había dado besos en el cuello pero nada más allá de eso ni mucho menos para que dejase marca. Cuando me fijé de nuevo en la expresión de mi amigo, con sus fruncidos labios y unos divertidos ojos, reparé al instante en que me estaba tomando el pelo.

—Era coña, Natalie. Solo quería ver cómo reaccionabas. —Mostró una sonrisa—. No solo parece que no has dormido nada sino que llevas toda la mañana más callada de lo normal, soñando despierta y... no paras de sonreír por nada...

Me quedé sorprendida por las palabras de mi amigo y por unos instantes no supe qué decir exactamente, así que solo me salió una pequeña y confundida sonrisa. No me imaginaba que hubiera estado actuando así. Ni siquiera me daba cuenta de ello.

Desde que Llegaste. © #1 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora