Me removí entre la suavidad de las sábanas que acariciaban mi piel y me arropé más con ellas. No quería abrir los ojos, sabía que me despejaría del todo si lo hacía. Podía adivinar que ya había amanecido y que los rayos de sol ya se estaban haciendo hueco por entre las cortinas de la ventana, pero no tenía ni la menor idea de la hora que sería.
Las sensaciones de clímax de anoche no tardaron en agolpar mi mente quitando toda pizca que me quedaba de sueño. Abrí los ojos. De manera física, en realidad, no sentía nada nuevo. Todo era normal y había despertado como otro día cualquiera, pero era ese agradable vértigo en mi pecho y el olor de Dereck impregnado en cada poro de mi piel el que me recordó que anoche había dado el paso con él. Quizás sonaba algo exagerado, pero para mí había sido perfecto. Me había sentido tan querida y deseada, que cada contacto suyo se había grabado a fuego en mi memoria.
Giré sobre mí misma en busca de su presencia y al instante me topé con su rostro, aliviándome saber que no se había ido sin decir nada, que seguía ahí conmigo y que habíamos amanecido juntos. Uno de mis temores siempre había sido ese, que al día siguiente despertara sola.
Sus facciones estaban relajadas y todo su pelo castaño revuelto hacia la frente con ese toque tan atrayente. Respiraba y dormía con placidez, así que no quise despertarle. Me fijé en él con detenimiento y me fue inevitable pasar con delicadeza mis dedos por la línea de su mandíbula, repasar la suavidad de sus labios y tocar la punta de su nariz, así como darle un beso de buenos días en la mejilla. Pareció no inmutarse de ello, lo que me hizo sonreír.
Me incorporé entonces en la cama, llevándome conmigo parte de las sábanas para tapar mi cuerpo. Seguía sin nada de ropa encima, pues de lo cansados que habíamos acabado anoche nos habíamos quedado dormidos abrazados.
La habitación estaba algo desordenada junto a todas nuestras prendas esparcidas por el suelo y se encontraba medio iluminada gracias a la luz que entraba por la ventana. Además, podía oír a la perfección el cantar de los pájaros de la calle, transmitiéndome esa paz mañanera.
—Buenos días, Nat. —Noté su cálido respirar en la piel desnuda de mi hombro y seguidamente sus labios me besaron en él, como un fiel recordatorio de la llama de anoche.
—Buenos días, Dereck... —Suspiré anhelante, junto a una imborrable sonrisa.
—¿Cómo te encuentras?
—Feliz. —Fue lo primero que me vino a la mente. Esa era la palabra que podía definir cómo había amanecido ese día—. Feliz de estar aquí contigo, solos y sin escondernos como siempre hacemos.
—Yo también.
Sonreí de nuevo, notando sus suaves labios acariciar mi piel cuando me dio un nuevo beso en el hombro. No se me veía nada gracias a las sábanas que tapaban las partes más íntimas, pero aun así me ponía nerviosa cómo los ojos de Dereck se detenían a mirarme. Aunque no lo estuviera mirando, sabía que lo estaba haciendo.
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Desde que Llegaste. © #1 [COMPLETA]
Teen Fiction¿Puede haber alguien más insoportable en el mundo? Definitivamente Dereck Hughes es arrogante, maleducado, prepotente y un casanova en toda regla. No suena muy bien ¿verdad? Resulta bastante difícil lidiar con esa personalidad que tiene, pero aún m...