Desde que Llegaste. © #1 [COMPLETA]

25. ¿Te pongo Nerviosa?

La película ya había comenzado, pero por suerte solo nos habíamos perdido los primeros seis minutos. Me encontraba sentada en el asiento que habían reservado para mí entre mi hermano y Ralph, mientras que Dereck se sentó en la otra punta junto a Sean. Lejos de mí.

Durante gran parte de la película, tuve la tentación de mirarle en varias ocasiones y me sorprendí al ver que parecía estar de lo más aburrido, mientras que yo lo estaba pasando regular con los sustos y el mal rollo que daba la música; al igual que el resto de las personas en el cine.

Las casi dos horas que duró la película fueron un auténtico sufrimiento para mí, pero increíblemente pude soportarlo todo y esa faceta temeraria que dormía en mi interior y a la que le gustaban las emociones fuertes acabó pasando un buen rato entre gritos y saltos sobre la butaca. Las películas de miedo solían gustarme, el único problema que tenía con ellas era cuando tocaba hora de dormir y pensaba en ellas... las pesadillas acaban atormentándome siempre.

Salimos de la sala comentando entre nosotros qué nos había parecido y Ralph no dudó en unirse a mí y bromear sobre los sustos que nos habíamos pegado ambos. Acabó confesándome que se había asustado más por mis reacciones que por la propia película, lo cual no pudo hacerme más gracia.

—Oye, ¿y Dereck? —comentó de pronto Susan, cuando salimos al iluminado vestíbulo y nos percatamos de que no estábamos todos—. ¿No estaba sentado a tu lado, Sean?

—Sí, pero a mitad de peli me ha dado las palomitas y se ha ido —explicó—. Pensaba que se iba al baño o a hablar por teléfono, pero no ha vuelto.

—¿Qué pasa? —cuestionó Tom, quien sí que había ido al baño un momento y acababa de volver.

—No sabemos dónde está Dereck.

Todos nos encontrábamos bastante desconcertados al ver que Dereck se había ido, por lo que decidimos probar a llamarle. Varias veces. Pero en ningunas de ellas se dignó a contestar, ni siquiera comunicaba; salía el contestador de voz constantemente.

Cuando salimos al aparcamiento para saber si su coche seguía en su sitio, nos dimos cuenta de que tampoco estaba. Parecía que Dereck se había largado, sin más, sin dar ningún tipo de explicación y, lo peor de todo, nos acababa de dejar sin transporte para volver.

—Le habrá surgido algo —intervine, saliendo en su defensa al ver que estaban todos bastante cabreados.

—Sí, pero qué menos que dar alguna explicación —habló mi hermano.

—Menudo cabroncete está hecho. —Se rio Sean.

Estuvimos discutiendo durante unos minutos sobre cómo volveríamos a casa. Pero por suerte, la posible utilización del transporte público estaba descartada ya que Susan se había traído su coche así como Ralph. Finalmente, decidimos repartirnos todos entre ambos coches y, como era de esperar... Sean y Thomas se decidieron a montar en el de Susan mientras que Ralph insistió en llevarme a mí en el suyo.